Por Kanya D’Almeida – WASHINGTON, 6 abr (IPS) – Según investigadores, este año ya se percibe la sombra del fracaso de los antibióticos para frenar la expansión de las enfermedades. A lo largo de los años, organismos como las bacterias, los virus e incluso algunos parásitos han ido adquiriendo resistencia a medicinas como antibióticos, antirretrovirales y antimaláricos, volviéndolos totalmente obsoletos
y permitiendo que las infecciones persistan y se propaguen en poblaciones de alto riesgo. Según la OMS, «la resistencia a los antimicrobianos es consecuencia del uso, particularmente el mal uso, de los medicamentos, y se desarrolla cuando un microorganismo muta y adquiere un gen de resistencia». Aunque esto no es nuevo, los hechos y cifras que emergen este año son sin duda preocupantes, y echan luz sobre una epidemia que la mayoría del mundo ignora. La OMS reportó que alrededor de 440.000 nuevos casos de tuberculosis resistente a varias drogas se registran cada año, lo que provoca más de 150.000 muertes anuales. Se ha constatado resistencia a las medicinas contra la tuberculosis en 64 países hasta la fecha. El panorama es más perturbador en el caso del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), donde la resistencia a los tratamientos se ha convertido en una verdadera plaga. Como los mercados de África y Asia fueron inundados por medicamentos sin regulaciones ni control en la última década, la resistencia se propagó. «Más de seis por ciento de todos los pacientes de VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) sufren con cepas resistentes a los medicamentos», dijo a IPS la asesora sobre resistencia antimicrobial y control de infecciones en la Organización Panamericana de la Salud, Pilar Ramón-Pardo. «Esto ha hecho el tratamiento aun más costoso que antes». Aunque no es muy sabido, prácticamente todas las grandes empresas farmacéuticas suspendieron en forma indefinida la investigación de antibióticos el año pasado, indicó Stuart Levy, profesor de biología molecular y microbiología, y director del Centro de Adaptación Genética y Resistencia a Medicinas en la Universidad de Tufts. Por su parte, Stephen Buhner, autor de más de 15 libros sobre naturaleza, medicinas en base a hierbas y culturas indígenas, señaló que actualmente no salen al mercado nuevos antibióticos. La última de las medicinas desarrolladas estará pronta el año próximo. Según el amplio estudio de Buhner sobre las bacterias resistentes a las drogas, en 10 años éstas «se volverán tan expertas en el combate ar los antibióticos que nada podrá enfrentarlas». Buhner no está solo en su diagnóstico sobre la gravedad de la situación. «Estamos perdiendo nuestras medicinas de último recurso», escribió Brad Spellberg, profesor asociado de medicina en la Escuela David Geffen de la UCLA, en su libro «Rising Plague: The Global Threat from Deadly Bacteria and Our Dwindling Arsenal to Fight Them» (Plaga emergente: la amenaza global de la bacteria mortal y nuestro menguante arsenal para combatirla). «Cientos de países en América del Sur, Asia, África y partes el bloque oriental (de Europa) están empezando a abandonar las medicinas farmacéuticas como herramienta principal de atención médica», dijo a IPS. «La investigación sobre el periodo de 10 años de efectividad antibiótica es ahora indiscutible. Quizás es por eso que la OMS finalmente se sube a bordo del conocimiento que científicos han reunido por años», añadió. En su campaña mediática para este año, la OMS presentó la miríada de factores que amparan la resistencia a los antimicrobianos en el Sur en desarrollo, como la mala investigación, la falta de participación de los clientes y la comunidad, los ineficaces sistemas de vigilancia y el uso irracional de medicinas, sobre todo en la cría de animales. Sin embargo, aunque la OMS reconoce la importancia de trabajar con gobiernos y empresas farmacéuticas e incluso representantes de la prensa, no menciona la participación de grupos indígenas o curanderos tradicionales de las comunidades en el Sur, algo que, a la luz de abrumadora investigación científica, haría prácticamente inútiles sus propios planes. «Una multitud de organizaciones alrededor del mundo buscan alternativas en las plantas y hierbas que trabajan contra bacterias resistentes», dijo Buhner a IPS. «La Iniciativa de Investigación sobre Métodos Tradicionales Antimaláricos, una asociación entre la Iniciativa Global para Sistemas Tradicionales de la Universidad de Oxford y cientos de investigadores de más de 30 países, está logrando impresionantes avances en ese sentido», destacó. Acción por la Naturaleza y la Medicina es una red que distribuye semillas de medicinas naturales a aldeas de toda África, devolviendo soluciones antiquísimas a las comunidades locales que ya no son dependientes de las farmacéuticas», agregó. Incluso en Estados Unidos, varios grupos intentan promover los tratamientos tradicionales y herbales. Entre ellas se encuentran United Plant Savers, que protegen las poblaciones de plantas indígenas estadounidenses, Horizon Herbs, que investiga y enseña como cultivar hierbas medicinales, y la Herb Research Foundation, vinculada con redes de África. El último libro de Buhner, «Antibióticos en base a hierbas: alternativas naturales para tratar bacterias resistentes a las drogas», sirve de completo manual sobre varias enfermedades. Incluso a nivel nacional, los políticos promueven soluciones radicales, lejos de las acciones sugeridas por la OMS. En Nigeria, investigadores que estudian una planta denominada «Sida Acuta», que sería eficaz en la lucha contra bacterias resistentes, aseguraron que constituiría un «beneficio adicional a todo el sistema nacional de atención a la salud».