Declarado de Interés cultural, Secretaría de cultura de la presidencia de la nación, expediente 5749/08, resolución 2592. Año a año homenajeamos al Padre de la Patria, General José de San Martín, por eso dedicamos un espacio a la Cabalgata que unió Buenos Aires con San Lorenzo, organizada por la Asociación Cultural y Tradicionalista Pasos Sanmartinianos , conmemorando la batalla que dio inicio a la gesta emancipadora de América.
En ella se recreo el mismo camino que en 1813, que el General San Martín realizo, junto a sus granaderos para combatir a las fuerzas realistas que azolaban las costas del Paraná. Desarrollo de la actividad: La travesía histórica-cultural fue renovando caminos a través de, ciudades, autopistas, campos y senderos. El camino no podía ser recorrido sin la presencia de los verdaderos héroes , los Granaderos, acompañados por treinta jinetes y personas con vehículos de apoyo , así estaba compuesta la tropa que se puso en marcha para rememorar y homenajear a quienes, ciento noventa y siete años atrás, dieron inicio a la libertad de América. El recorrido abarcó trescientos ochenta kilómetros con postas en las localidades de Tigre, Pilar, San Antonio de Areco, Santos Gómez (Baradero), Paraje Beladrich (San Pedro), La Violeta (Pergamino), San Nicolás, Pueblo Esther y Granadero Baigorria, Se emulo cada paso dado por el glorioso regimiento.En cada parada, niños y adultos reflejaban su pasión recibiendo a los jinetes con el agitar de pañuelos y banderas. A través del relato de uno de los participantes nos llegan los ecos de la entrañable travesía: “Lo que nunca faltó fue la calidez de la gente que en todos lados salió a recibirnos, aplaudirnos, saludarnos. Por ejemplo en la Violeta, partido de Pergamino, nos estaban esperando sentados en sus puertas con baldes de agua para nuestros caballos. Estos gestos hacían desaparecer el cansancio de la jornada, nos emocionaba mucho ver a la gente gritando de alegría a nuestro paso”. Los esforzados jinetes partieron luego de un acto realizado en la Plaza San Martín de la ciudad de Buenos Aires, lugar del primitivo asentamiento del cuerpo de Granaderos a Caballo. Si bien la marcha resulto exigente, el camino estuvo jalonado de encuentros y momentos compartidos. Héctor Hugo Blengino, cabalgante, oriundo de Tandil, nos cuenta: `la jornada se dividía en tres etapas, salíamos bien temprano por la mañana y recorríamos unos treinta kilómetros. Luego del almuerzo y el descanso, continuábamos hasta llegar al próximo pueblo o ciudad donde nos esperaban con diversos actos. Después de atender al caballo llegaba el reparador asado. En total la jornada de marcha promediaba los cincuenta kilómetros y era muy rigurosa, ya que las ciudades y rutas requerían atención permanente de los animales, tanto de parte nuestra como del personal de apoyo. “Jamás olvidaré esta experiencia fue arduo hacerlo hoy, me imagino el sufrimiento de aquellos granaderos con lo poco que tenían a su alcance en esas épocas y sabiendo que después de esos 380 Km. tendrían que combatir”. Uno de los detalles mas importantes fue el apoyo logístico, ya que la variedad de los terrenos dificultaba la travesía: «`Partimos con treinta y dos caballos y yeguas, criollos puros y mestizos. En las charlas previas se había hecho mucho hincapié en que las jornadas serian duras, pero a medida que avanzábamos se notaba el cansancio tanto del caballo como del jinete. Pronto nos dimos cuenta de que las advertencias iniciales habían sido pocas y nuestra gente rápidamente tomo las medidas necesarias para que los caballos lo pasara lo mejor posible. Atravesamos zonas urbanas cuyo suelo variaba del asfalto a la piedra partida, en ocasiones pisábamos tierra y pasto y entonces nuestros caballos disfrutaban del trote, pero casi nunca galopábamos para no agotarlos. Herraduras adecuadas, ajustes en el camino, caballos de refresco fueron algunas cuestiones que estos jinetes tuvieron en cuenta para asegurarse el éxito: «Todos llegaron enteros y esto habla del cuidado que cada uno le dispensó al animal a cargo. Cuando se depende de la monta, uno se preocupa para que no le falte agua, avena, y alfalfa, le brinda todo lo necesario. Creo que esto fue lo mas gratificante, esa conjunción jinete/ animal única, se aprende a confiar en el animal y él en vos, esta es la mayor riqueza de este tipo de marchas. Luego de nueve jornadas en las cuales hombre y mujeres soportaron el calor del día y el fresco de la noche junto con las inclemencias del tiempo, durmiendo en galpones y a la intemperie, descansando apenas sobre el recado y cubiertos con el poncho, la cabalgata que salio de Buenos Aires llego al Campo de la Gloria de San Lorenzo, el mismo escenario del glorioso combate. Después de casi dos siglos, este grupo logro recorrer el mismo camino que hiciera el General y sus soldados, y la emoción de este momento quedara para siempre en la memoria de todos los que participaron: «fueron días de esfuerzo y convivencia pero lo hicimos gustosos para cumplir con el hondo sentir de nuestras raíces culturales. Al entrar en el Campo de la Gloria todas las dificultades del camino no importaron, habíamos cumplido con nuestro objetivo.Allí el grupo promovido por la Asociación Cultural y Tradicionalista Pasos Sanmartinianos participo junto a los Granaderos a Caballo de un desfile y acto conmemorando el combate de San Lorenzo. Los hombres y mujeres que lo componían pisaron aquel sagrado sitio en medio del tronar de las salvas y el repicar de las campanas del Convento. El objetivo estaba cumplido: renovar el profundo amor por la patria y mostrar que el recorrido es aun más difícil pero en aquel entonces lo fue mucho más. Esta vez tuvo camionetas de apoyo, hace ciento noventa y siete años estuvieron solo ellos, sus caballos, sus lanzas y cañones. Hoy en cada lugar esperaba un baño y comida, en aquella ocasión sólo contaban con sus alforjas. Pero llevaban algo más, algo que los hizo diferentes, grandes e inmortales: valentía, coraje, respeto y amor a la patria. www.pasossanmartinianos.com.ar.