José de San Martín tenía una pronunciación precisa y cadenciosa. Jamás decía algo fuera de lugar, su estilo era persuasivo pero enérgico. Todo lo que prometía lo cumplía rigurosamente. Su palabra era sagrada.Era sencillo y sobrio. Sus modales eran esmerados, era dicharachero y familiar. A través de las máximas que escribió para su hija Mercedes le demostró su amor y su interés porque fuera una persona de bien. Era severo y optimista.
Rechazó honores, privilegios y recompensas, siempre fue generoso con sus enemigos. Su mayor aspiración era el triunfo definitivo de la Independencia. A pesar de las adversidades lograba lo que se proponía. San Martín fue un gran prócer que tuvo la historia Argentina y un ejemplo a seguir para todos. Aunque el no quería aceptar ningún cargo público, creo que hubiera sido un gran político. Solo cuando tengamos un gobierno digno de nuestra trayectoria como país, un gobierno que, tal como aspiraba el Libertador, “asegure nuestra tranquilidad y honor”, sólo cuando recuperemos las riendas de nuestro destino, podrá la Argentina rendir a San Martín el homenaje que como Padre de la Patria se merece. Del Facebook de, Shadia Amina Ross Said.