El suave éxtasis de tus dulces labios, me despierta en mi paraíso cada mañana. Que se le puede reprochar a la vida, al destino, a la suerte, al mundo mismo, mi eterna gratitud es infinito. Se ha lucido de gala tantos años, ha cruzado los caminos y nuestras almas y abandonado la clásica rutina. La lista de agradecimiento es infinita. Por: Dorys Adelina Bañuls