El Consejero del Partido Justicialista de Puerto Madryn Carlos Pascuariello (h) recordó los sucesos del bombardeo a plaza de mayo ocurrido el 16 de Junio de 1995. Hace 59 años, el 16 de junio de 1955, un grupo de pilotos de la escuadra aeronaval en su bautismo de fuego, bombardearon plaza de mayo y sus alrededores, provocando la muerte cientos de civiles en su mayoría trabajadores y niños. La masacre, formo parte de un plan vinculado a derrocar al gobierno democrático del general Perón. Sucedía que el presidente Perón, aparecía imbatible en las urnas y garantizaba un modelo de país inclusivo que ponía freno a los intereses de las clases históricas dominantes. Este fue el principal motivo de una serie de complejas circunstancias políticas.
Durante el segundo gobierno peronista, distintos partidos políticos conformaron un polo opositor que se escudaría bajo el ala de la iglesia católica, fundamentalmente en las jerarquías eclesiásticas. Por aquellos años el general Perón había suprimido la obligatoriedad de la educación religiosa y demás medidas vinculadas a restarle poder a la Iglesia. La respuesta se hizo notar lo días previos al bombardeo, la Iglesia logró una masiva convocatoria a la famosa marcha del Corpus Christi, siendo esta la más grande manifestación durante el gobierno de Perón. Estos sucesos, bajo el lema “cristo vence”, acrecentaron la tensión política entre ambas partes (gobierno y oposición), desencadenando el día 16 de junio una de las masacres terroristas más importantes de la historia argentina. Los ataques se dieron desde el mediodía hasta la media tarde de la tarde. Los aviones sobrevolaron la plaza de norte a sur, lanzando buena parte de sus armas sobre los civiles que allí se encontraban. Los ataques incluyeron lugares estratégicos como los Ministerios de Guerra y de Hacienda, la CGT y el departamento central de la policía federal. Finalmente el golpe fracaso y ante la inevitable caída de las fuerzas sublevadas, los aviones huyeron al Uruguay donde el presidente Luis Battle Berres les dio asilo político a pesar de que habían actuado de manera criminal contra sus propios hermanos argentinos. Las bombas que masacraron a hombres mujeres y niños estaban destinadas a matar, no solo al General Perón, sino también a un proyecto de nación que las elites conservadoras no podían tolerar, el de la justa redistribución de la riqueza.
Tres meses después, el gobierno peronista finalmente es derrocado y los criminales aviadores fueron consagrados como “héroes de guerra”, dejando en nuestro país crímenes impunes de la cual todavía hay heridas profundas.