MANUEL JOSE JOAQUIN DEL CORAZON DE JESUS BELGRANO
(Por el Presidente del Instituto Belgraniano Puerto Madryn – Capitán de Fragata Pascual Quevedo)
A 250 AÑOS DE SU NACIMIENTO Y 200 DE SU FALLECIMIENTO
SECRETARIO DEL CONSULADO DE COMERCIO DE BUENOS AIRES
Una vez instalado y cumpliendo funciones en el Consulado, afloro la polifacética personalidad de Manuel Belgrano. Como funcionario del Consulado de Buenos Aires durante los últimos años de dominación Española, fue quien advirtió con mayor claridad que el resto de sus contemporáneos por la magnitud de las riquezas potenciales de las provincias del Plata y la necesidad de dotar a sus habitantes de medios para convertirlas en independientes y prósperas.
Su impronta fue comprender la realidad de la colonia y propender a su transformación tomando las “providencias acertadas para su felicidad”. En efecto, al Consulado que celebra su primera sesión el día 2 de junio del año 1794, se le concede jurisdicción mercantil, a la par de carácter de junta económica para el fomento de la agricultura, industria y comercio.
Mejorar la situación general del Virreinato (que comprendía las actuales repúblicas: Argentina, Bolivia (Alto Perú), Uruguay (Banda Oriental), Paraguay, parte de Chile y sur de Brasil. Belgrano despliega entonces una incansable actividad, con objetivos tan amplios como las necesidades manifiestas de los habitantes.
En sus diversas decisiones trata de reformar los abusos del comercio exterior y fomentar el interno, reduciendo las exacciones que grababan al mismo, facilitando la navegación fluvial o insistiendo en la construcción de nuevos caminos como los de Catamarca y Córdoba, Tucumán y Santiago del Estero, San Luis y Mendoza. El Consulado bajo su inspiración, se aboca con empeño a la construcción del muelle de Buenos Aires, iniciando las obras que implican además el sondeo del río y reconocimiento de la costa.
De las atribuciones del Secretario del Consulado figura la de “escribir cada año una memoria sobre los objetos propios de su instituto”. La primera memoria elevada por Belgrano fue leída el 15 de julio de 1796 ante un selectivo grupo de comerciantes. Allí expresó la idea que para la futura Argentina siempre tendría mucha relevancia, “toda riqueza que no tiene origen en el suelo es incierta”.
En otra de sus memorias realiza un estudio económico profundo, con objetivos amplios e ideas que van más allá de su época. La tituló “Medios generales de fomentar la agricultura, animar la industria, proteger el comercio en un país agricultor”. En este documento sintetiza un vasto programa económico de fomento de la agricultura, del comercio libre, desarrollo y protección de la industria manufacturera. Pone de manifiesto Las ventajas de un estudio experimental del suelo, la rotación de cultivos, la selección de granos, además de propiciar la creación de una Escuela Práctica de Agricultura y otra de Comercio.
Su profundo idealismo, su maduración en el estudio del espíritu humano lo llevan también a una importante consideración de las necesidades de los habitantes. Y cuánto de precursoras tienen sus palabras al referirse a la educación y creación de una escuela para mujeres.
Brega así, por la creación de escuelas de primeras letras en la ciudad y villas de campaña para niños de ambos sexos; todo ello cuando en la colonia del Río de la Plata existía tan solo una, costeada por la Corona. Más aún, desde su cargo de Secretario se esfuerza constantemente por lograr el establecimiento de una Escuela de Náutica, cuyo reglamento elabora. (La actual Escuela de Náutica, lleva su nombre). Además propone otra academia de Dibujo, Arquitectura y Perspectiva.
Casi ninguna de las actividades económicas queda excluida en las siete de las dieciséis memorias que se conservan como Secretario del Consulado. Inclusive, propuso establecer una compañía de seguros marítimos y terrestres que beneficiaría tanto a aseguradores como a asegurados. Esta inteligente iniciativa halló de inmediato eco favorable. Se formó una asociación aseguradora llamada “La Confianza”, para cuya estructura se tomó como modelo la de las empresas inglesas contemporáneas.
Como funcionario del estado hispano-colonial, desde su oficina de secretario del consulado, Belgrano desarrolla un ambicioso” plan de trabajo”, que le permite organizar su labor y dejar traslucir sus intenciones de propiciar un cambio estructural para las provincias de Río de la Plata. Cuenta con asesores y gestores no solo en la región rioplatense, sino también en España y Europa. Con ese cargo se podrá apreciar su doble actuación, como hombre de la administración pública y notable estadista, innovador de la realidad que le tocó vivir. Su gestión finaliza el 25 de Mayo de 1810.-
(Próximo tema día miércoles; Belgrano y la educación)