El adiós al cura gaucho

Jose Karamarko

Jose Karamarko

En la sesión ordinaria del jueves 28 de noviembre, los diputados Muñiz, Gómez y Karamarko del Bloque del Partido Justicialista recordaron al padre Corti, su colosal obra humana, construyendo escuelas y llevando el mensaje evangelizador de Don Bosco para dar aliento y esperanza a los más necesitados. Expreso el diputado Karamarko: Señor Presidente, señoras diputadas, señores diputados, se nos fue el padre Corti, ese que dio todo para los mas pobres y necesitados. Falleció Giovanni Corti, el padre Corti, el cura gaucho. Partió al mas allá, y desde ese lugar nos seguirá guiando, cuidando, porque su inmensa espiritualidad será un aliciente permanente. Nació en Galbiati, Italia el 9 de octubre de 1925, a los 14 años ingreso al Seminario para estudiar filosofía. Entre 1945 y 1948, trabajo en Colegios de Artes y Oficios en Bolonia, allí asistían niños huérfanos de padres muertos en la guerra. Siendo Seminarista Salesiano, trabajo como albañil para construir una Escuela en Milán. Además de los ladrillos y paredes levantadas, el salesiano Corti predicaba con las palabras de Don Bosco. En 1947, le encomiendan viajar a la Patagonia y llego en barco en octubre de 1948. Tenía la misión de trabajar por los más pobres y necesitados en los barrios mas postergados, espacios físicos a los que denominaba “el aguantadero de Dios”. Sus estudios teológicos los realizo en Córdoba y después de terminados, pidió que lo enviasen a la Patagonia. Para suerte de los comodorenses, el destino fue la Ciudad de Comodoro Rivadavia. El mandato de Don Bosco fue seguido fielmente por el padre Corti, quien trabajo arduamente a favor de los más carenciados. Se hicieron populares los llamados “domingos de oratorio”, desde el faldeo de los cerros bajaban los niños y niñas para encontrarse con el cura que predicaba con la palabra y el ejemplo de servir a los demás. Su visión del presente, pero sobre todo con la mirada en perspectiva, le hizo crear el oratorio “La Loma”, luego transformado en Oratorio Domingo Savio. Dicto clases de matemáticas física en el Colegio Dean Funes y su primer proyecto escolar se instaló en el Tiro Federal, aquel recordado salón de baile donde había que atreverse a cabecear y sacar a bailar a una mujer por las reacciones de los lugareños. Con dificultades de mobiliario comenzaron a dictarse las clases de manera cotidiana. A partir de un crédito otorgado por el Banco de la Provincia, aportes de la empresa SAIPEM, se comenzó a construir el Colegio Domingo Savio, que fuera inaugurado en 1962. Corti fue polifacético, jugaba al fútbol con la sotana arremangada, tocaba el clarinete, y también oficiaba de Director de Coro. Para el trabajo en la construcción de escuelas, les daba oportunidades a las personas privadas de su libertad, de buena conducta y le pagaba lo ganado a sus familiares. Varias generaciones de comodorenses estudiaron en las escuelas hechas por el padre Corti. Llevo la enseñanza a los lugares más recónditos y eso permitió que muchos pudieran estudiar, y los más pobres se beneficiaron de la obra pedagógica del padre Corti. Nada hizo para él, todo para los demás, los que esperaban ser asistidos en el aguantadero de Dios. Fue llamado el cura manguero y le gustaba ese mote, porque pedía, siempre pedía para hacer algo mas, su obra humana jamás se detuvo. Personalmente conocí al padre Corti cuando tenía 10 años, fuimos a jugar al fútbol al Oratorio Domingo Savio, junto a él estaba esa persona que también dejo una huella imborrable en su paso por la vida terrenal: Anacleto Caro, para nosotros Keto. El cura Corti nos caso, a mi esposa Gladis y a mí, en la iglesia del Ceferino y ese por supuesto fue otro momento inolvidable. Giovanni Corti, cura gaucho, gracias por todo lo que hiciste por nosotros los habitantes de Comodoro Rivadavia, y que desde ese lugar en donde te encuentres, nos sigas guiando con tu enorme espiritualidad.