A 36 AÑOS DE “LA NOCHE DE LOS LÁPICES”

por Juan Romero, Secretario de la Juventud de la Unidad Básica “Madryn para Todos” Una página negra y llena de sangre se recuerda en la historia argentina de la segunda mitad del siglo XX cada 16 de septiembre luego de que diez estudiantes secundarios de la Escuela Normal Nº 3 de la Ciudad de La Plata fueron secuestrados por la dictadura cívico-militar. Durante muchos años se intentó hacer creer que estos jóvenes militantes peronistas de entre 16 y 18 años luchaban aisladamente por el boleto estudiantil, cuando en realidad integraban la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y sus reclamos estaban encuadrados en una política más amplia que tenía su origen en la doctrina peronista. Este suceso fue uno de los más representativos dentro de la represión impuesta por la dictadura cívico-militar conocida como “Proceso de Reorganización Nacional”, ya que las desapariciones se realizaron sobre estudiantes, en su mayoría, menores de edad. Es inevitable sentirse identificado con estos jóvenes estudiantes y militantes que luchaban por una sociedad más noble e igualitaria y por una patria justa, libre y soberana ya que poseían un profundo compromiso social, fomentando entre los estudiantes la participación y defendiendo los derechos adquiridos durante el peronismo. Las víctimas eran en su mayoría militantes o ex militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (U.E.S.) de La Plata. Esta agrupación, junto a otras, había reclamado en 1975, ante el Ministerio de Obras Públicas, el otorgamiento del boleto estudiantil secundario. Arrancados de sus camas con la promesa de que serían devueltos en pocas horas, los chicos de La Noche de los Lápices pasaron por un calvario antes de pasar a integrar la nómina de 232 adolescentes desaparecidos en el país. Cuatro de los estudiantes secuestrados sobrevivieron a las posteriores torturas y traslados impuestos por la dictadura. Exponentes genuinos de una generación ansiosa de cambios sociales y políticos que irrumpió en la política con el regreso de Perón al país, en 1972, todos hacían trabajos voluntarios de apoyo escolar, sanitario y jurídico en barrios pobres y habían participado en 1975 de las movilizaciones por el boleto estudiantil secundario (BES) La noticia del secuestro de adolescentes sacudió en su momento a la capital bonaerense, una ciudad orgullosa de su tradición cultural y educativa donde los juzgados comenzaban a llenarse en esos días con unos 2500 pedidos de hábeas corpus. Aunque los avatares de nuestras democracias conlleven grandes problemas económico-sociales, no debemos dejar de valorar y recordar nuestros derechos y garantías constitucionales, defender la educación pública y gratuita; pues a un pueblo educado y culto es más difícil dominarlo, quitarle su dignidad. Asimismo acompañamos la iniciativa para que los jóvenes puedan elegir a sus gobernantes a partir de los 16 años porque entendemos que puede ayudar e incentivar la politización de la juventud. Y en ese sentido creemos también que es necesario que los jóvenes tengamos cada vez mayor formación política porque además de ser un derecho el voto es una responsabilidad. El operativo de La Noche de los Lápices fue un secuestro planeado y sistemático de estudiantes secundarios, relacionados con un hecho justificado para ellos: anular una potencial resistencia al proyecto adulto o político a implementar. El operativo partió de suponer la desarticulación política y militar de las organizaciones guerrilleras, y de los sectores universitario o barrial, de modo que buscaban la desarticulación de los secundarios. Creemos imprescindible reivindicar la lucha de estos compañeros desaparecidos, comprendiendo que la dictadura tuvo como objetivo central a través de su brazo armado destruir la organización de los trabajadores y los estudiantes para así desmantelar la argentina industrial originada a partir de la presidencia de Juan Domingo Perón. Por los 30.000 desaparecidos y los derechos de los estudiantes, porque no ocurra Nunca Más este horror en la Argentina y por una Patria más Justa, más Libre y más Soberana, seguimos alentando la militancia juvenil, a las organizaciones libres del pueblo y para seguir luchando por las demandas históricas por la que tantos dejaron su vida.