Leer es encontrarse con otra forma de vivir y sentir, porque, como diría Jean G. (1978): «Con la lectura comienza otra vida«.
Cada día cobra mayor importancia el acceso del niño a la biblioteca y al mundo del libro para conocer el entorno que les rodea y estimular no solamente sus hábitos de lectura, sino también su imaginación. Aún así hasta hace tan sólo unos años el acercamiento de los más pequeños a la biblioteca era poco habitual, ante esto surge un nuevo concepto, las bebetecas.
Antes de hablar de las bebetecas, sería conveniente contestar a la pregunta ¿que es una Bebeteca?. Creemos que la definición más acertada es la que nos da Mercè Escardó i Bas en su artículo «B: Bebetecas» publicado en la revista Educación y Biblioteca donde define bebeteca como: «servicio de atención especial para la pequeña infancia (de 0 a 6 años) que incluye, además de un espacio y un fondo de libros escogidos para satisfacer las necesidades de los más pequeños y de sus padres, el préstamo de estos libros, charlas periódicas sobre su uso y sobre los cuentos, asesoramiento y una atención constante por parte de los profesionales de la biblioteca hacia los usuarios».
El acercamiento de los niños junto con sus padres a la biblioteca se está convirtiendo en una práctica cada vez más común, lo cual nos obliga a analizar una serie de factores tales como la distribución del espacio de la bebeteca, mobiliario, señalización y lo más importante, fondos con el fin de adecuarnos a todas las edades.
Espacio
Debe ser un espacio diferenciado que permita vincular a los bebés y a los padres con la literatura, siendo aconsejable que este esté situado en un lugar de fácil acceso desde la calle para los bebés y contando con toda la infraestructura necesaria, es decir, rampas de subida y bajada de cochecitos de bebés y un lugar para poder «estacionar» dichos cochecitos.
Este espacio debe ser cálido y confortable dotado con mobiliario y equipamiento adecuado que incite a la tranquilidad, para lo cual se necesitarán muebles ligeros, fácilmente transportables y con varios usos.
Para la distribución del espacio, sería aconsejable intentar que los niños y niñas se sientan identificados con el espacio eligiendo temáticas comprensibles y cercanas a ellos.
Es conveniente diferenciar los espacios a través de una buena señalización utilizando para ello carteles llamativos en sitios bien visibles o bien diferenciarlos a través de colores.
Fondos
Debido a la gran variedad existente actualmente en el mercado, sería aconsejable realizar una selección de libros atendiendo a la estética, contenido y presentación.
A la hora de realizar esta selección habrá que atender principalmente a las necesidades de los usuarios para propiciar una interacción no sólo entre los niños y los nuevos materiales, sino también entre los padres y los bebés. Ante esto los materiales con los que debe contar la biblioteca, serán seleccionados en relación a la edad. Los formatos deberán ser más bien pequeños y con diferentes texturas siendo aconsejable que incluyan un juguete, sonido o movimiento para que el niño pueda interactuar con el libro.
Los libros deben ser atractivos, incluirán lo que rodea al niño en forma próxima y nuevas realidades que amplíen su mirada. Por esta razón se seleccionarán libros para oír, mirar, descubrir, escuchar, sorprender, de la vida cotidiana, etc…
Estos materiales se seleccionarán en función de la madurez de los niños cuya edad se sitúa entre 0 a 6 años. Es decir, se incluirán libros de diferentes niveles de complejidad con colores e ilustraciones sencillas y elementales para los más pequeños a pequeños textos con formas más complicadas para los más grandotes.
Durante la primera infancia el cerebro del niño es como una esponja y asimila gran cantidad de información. El niño en su desarrollo va pasando por distintas etapas en las que va a requerir diferentes tipos de libros con diferentes niveles de complejidad.
Durante los dos primeros años los niños toman conciencia del mundo que existe a su alrededor a través de los sentidos donde lo importante no es el contenido de los libros, puesto que no tienen capacidad lectora, sino el entorno en el que toman contacto con ellos (un ambiente agradable, junto a sus padres).
En esta etapa los libros deben llamar la atención de los pequeños por lo que tienen que ser de colores vivos, agradables al tacto y sencillos de manejar. Son muy adecuados los libros sensoriales con texturas variadas y que permiten reproducir los sonidos. Complementarios a los libros son las cintas con rimas y canciones que les permiten explorar el lenguaje.
De dos a cuatro años el vocabulario del niño crece rápidamente con una estimulación adecuada. Mezclan la fantasía con la realidad y les gusta que se les cuente historias, por lo que son necesarios libros que despierten su curiosidad.
Los más adecuados son aquellos que a través de conceptos sencillos les muestran cómo es el mundo que les rodea, descubriéndoles fenómenos de la naturaleza o de su entorno más cercano (la vida en una ciudad, pueblo…). También aprecian mucho los libros que les permiten participar más activamente a través de juegos creativos.
A partir de los cuatro años y hasta los seis los niños sienten curiosidad por temas ajenos a su entorno habitual (otras civilizaciones, personajes fantásticos…) y al estar desarrollando su identidad individual buscan historias articuladas en torno a un personaje central y que, sobre todo, tengan un final feliz.
A esta edad disfrutan con las historias cómicas de fácil lectura y también con los libros ilustrados de cuentos.
Actividades:
El espacio juega un papel muy importante a la hora del desarrollo de las diferentes actividades que se llevarán a cabo en la bebeteca estableciendo una distinción entre los rincones destinados para la lectura y los destinados a juegos y otras actividades.
Por medio de actividades recreativas dirigidas a niños de 2 a 6 años, y con una frecuencia periódica, se realiza un adiestramiento teórico y práctico a los padres, abuelos o tutores que participan y disfrutan junto a los pequeños en cada sesión. Ante esto se deduce que para la realización de actividades, son los padres los que juegan un papel fundamental a la hora de introducir al niño en el misterioso mundo de la lectura, siendo la lectura con padres la actividad más importante.
Además de ésta, en la bebeteca, se pueden llevar a cabo otras actividades, como la lectura diaria no sólo por parte de los padres sino también por un club de narradores o cuentacuentos, ya que a los niños les gusta oir una historia con las diferentes entonaciones de voz. A esto podríamos unir la interpretación de canciones infantiles y rimas.
Otras actividades que se pueden ofrecer son programas de recreación didáctica, promoción de la lectura, proyección de videos, visitas guiadas, hora del cuento…
Normas
Las normas de la bebeteca son las mismas que las de la biblioteca, intentando en todo momento no caer en el error de permitir a los padres dejar solos a sus hijos con total libertad.
Es aconsejable que el niño posea un carnet de lector ya que le ayudará a sentir la pertenencia a la biblioteca. Los datos que debe incluir dicho carnet son el nombre, apellido y foto del bebé. El usuario tendrá una ficha personal, que quedará en la biblioteca y será el registro de la historia lectora del niño porque allí se irán anotando los libros que lleve en préstamo.
Conclusiones
Padres e hijos deben encontrar en la biblioteca otra forma de jugar y estimular la creatividad e inteligencia. A través de las bebetecas se pueden desarrollar experiencias de estimulación temprana con la lectura, en la que padres y educadores ayudan al niño a adquirir y a desarrollar habilidades motoras, cognoscitivas y socio-afectivas; observando al mismo tiempo, cambios en el desarrollo.
Entre las tendencias actuales nos encontramos la incorporación de materias a edades tempranas: inglés, música, informática, olvidando que las bibliotecas pueden ser un buen recurso para incorporarla a la vida del niño de manera natural, identificando libros y materiales desde su más temprana edad.
Quizá las bebetecas puedan contribuir en un futuro a cambiar los hábitos de lectura y conseguir que en España se deje de leer «nunca o casi nunca».