«La Chancha y los 20» o «Por H o por B»

DICHOS POPULARES: SU SIGNIFICADO: Dormirse en los laureles
En Roma, cuando se coronaba a un general, pretor o cónsul, tras una victoria, se le colocaban guirnaldas de laureles como símbolo de gloria. Sin embargo, éstos debían agachar levemente su cabeza, por lo que daba la impresión de

estar descansando sobre los laureles de la gloria. Hoy se utiliza para denotar a alguien que, habiendo alcanzado la gloria, no hizo más nada para reafirmarla.

Para el lado de los tomates
La planta de tomates es un vegetal problemático que suele contaminarse con todo tipo de parásitos que, si no son tratados a tiempo, no sólo matan a los tomatales sino al resto del sembradío. Razón suficiente para que los horticultores las planten bien alejadas del resto de las plantas. Es por esto que decir: «se fue para el lado de los tomates» significa algo así como decir que se fue muy lejos del significado real.

Salvarse por un pelo
Este dicho viene porque, en la antigüedad, cuando los marineros caían al agua, generalmente. eran agarrados y subidos de los pelos. Por esta razón solían dejarse el cabello lo más largo posible, así, al hundirse el cuerpo, quedaba flotando y era un excelente punto de agarre.

Me lo contó un pajarito
En Grecia y Roma, sobre todo en la última, comenzaron a ver que ante una tormenta las aves eran las primeras en evacuar la región, los romanos, las designaron como portadoras del saber futuro. De hecho, el rito de los Augurios, donde se intentaba predecir el futuro, se basaba en observar el volar de los pájaros -al igual que lo hicieron Rómulo y Remo esperando ver 12 pájaros para fundar Roma-. De Aquí viene que el dicho «me lo contó un pajarito» signifique que nos enteramos de algo «misteriosamente»

Tirar la casa por la ventana
En el siglo 19, cuando alguien ganaba la Lotería Nacional de España, se estilaba a que los amigos y familiares del afortunado fueran a su casa y, literalmente, arrojaran todas sus posesiones por la ventana. Esto en señal de la nueva vida de dicha persona.

Por H o por B
Las letras h y b son las que más problemas traen a los niños durante su etapa escolar. Es normal que siempre, al escribir un dictado de la maestra, los chicos fallen en las palabras que llevan h o b. Por esta razón decir «por h o por b» significa haber errado por tal o cual cosa, sin querer dar muchas explicaciones.

Cargar con el muerto
En la época medieval existía una ley que dictaba que cuando no se podía hallar al asesino de un cadáver encontrado, los pobladores del pueblo al que pertenecía dicha persona, debían pagar una multa conjunta. Como a nadie, sea la época que sea, le gusta pagar impuestos… los pobladores al encontrar un cadáver se apuraban a cargarlo, y de común acuerdo, transportarlo y arrojarlo en un poblado vecino para salvarse de la multa.

Vérselas negra
Cuando se ocupaba un cargo público en la Grecia pre-edad Dorada, los ciudadanos debían recurrir a un llamativo sistema de elección al azar: Metían la mano en una bolsa y sacaban de ella un pedazo de madera pintada. La mayoría de los pedazos eran negros mientras que algunos, los que significaban ser elegido, eran blancos. De aquí viene el dicho.

El chivo expiatorio
Se refiere a una práctica ritual de los antiguos judíos. En ella, el rabino elegía dos machos cabríos de un rebaño y, echándolo a la suerte, escogía a uno de éstos dos para ser sacrificado. Como dejarlo a la suerte infería una participación divina se asumía entonces que éste chivo era el elegido para llevarse consigo los pecados del pueblo. De Aquí viene el dicho «ser el chivo expiatorio» cuando a alguien se le adjudican culpas ajenas.

Brillar por su ausencia
En los funerales Romanos se solía exhibir las efigies de los antepasados como señal del linaje. Durante la honra fúnebre a Junia -familiar de dos de los conspiradores que asesinaron a César: Casio y Bruto- las efigies de estos dos asesinos no estaban presentes, algo que los concurrentes notarían rápidamente y sería el tema reinante entre las murmuraciones del funeral. Utilizando esto como referencia en uno de sus trabajos, el poeta André de Chenier pondría esta frase de moda más de mil años y unos cuantos siglos después.

Empezar con el pie derecho
En los rituales paganos, al subir el altar se debía dar el primer paso largo y con la pierna derecha. Esto significaba un buen augurio y marcaba que los Dioses estarían a favor de los concurrentes.

Un día de perros
Esta expresión surgió como expresión de fastidio, la frase era usada por los griegos en referencia a los calores excesivos que se producían con la aparición de la estrella del Can Mayor o estrella de Sirio, también llamada del Sol, porque nace y se pone con éste. Con el fin de apaciguar la canícula, se le dedicaban ceremonias como a una divinidad que era representada mediante un perro de color rojizo, en alusión al color del Sol. De ahí, un día de perros…

Poner las manos en el fuego
En los antiguos pueblos paganos de la Germania existía la costumbre de realizar juicios ante los Dioses cuando surgía un litigio entre dos personas. Una de las formas más comunes de ver si ésta persona estaba siendo sincera era ponerle un hierro caliente en sus manos, o alguna otra parte del cuerpo. Si la persona salía corriendo significaba ser culpable.

Se armó la gorda
La Revolución Unionista de 1868, a causa de la cual, la reina Isabel II se vio forzada a abandonar el poder, vino precedida de un insistente rumor callejero, en el que utilizando la muy castiza expresión de la Gorda, se proclamaba a los cuatro vientos la inevitabilidad de los acontecimientos. Es decir, la gente aludía a la Gorda como un hecho consumado, como una cosa ya hecha: la Gorda ya está en camino… se va armar la Gorda… hasta que, finalmente, en septiembre de ese año, verdaderamente, se armó la Gorda con el pronunciamiento militar del marino Juan Bautista Topete y Carballo en Cádiz y de Primo de Rivera en Madrid. Históricamente, el hecho tomó el ostentoso nombre de La Gloriosa, pero su duración fue efímera; no así el castizo alias que el pueblo le adjudicó: La Gorda, expresión que luego extendió su uso al lenguaje familiar, cuando alguien quiere referirse a cierto hecho ruidoso o de mucha trascendencia, o bien ante una situación de extrema gravedad.

La Chancha y los 20
Expresión de origen rioplatense que nació a fines del siglo pasado y fue popularizada por un sainete de la época así titulado. Denota a la persona codiciosa que, no conforme con la ganancia que le corresponde en un trato, se empeña en obtener mayores ventajas. Es condensación de otro dicho más largo, «el chancho, la chancha y los veinte lechones», que agrega al abuso una exageración: la cría de una cerda a través de su vida fértil rara vez llega a la veintena. Por concisión, la idea quedó abreviada en su forma actual: «Querer la chancha y los veinte…». Pero a la picardía popular no le pareció suficiente. Eran tiempos del auge de los frigoríficos y de la explotación de todo lo que se pudiera sacar de un animal. De modo que la frase se usa en locuciones tales como «Fulano pretende quedarse con la chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizos». Ese agregado tecnológico eleva la rapacidad al colmo. Muestra el afán desaforado de quedarse con todo. Y con algo más, de ser posible. Otra versión habla de una línea de alcancías de ahorro con forma de porcino. Esta alcancía era de un material frágil, de vidrio o cerámica. Para obtener las monedas, debía romperse la alcancía. Querer la chancha y los veinte implica no querer perder nada.

Dar en el clavo
En la Antigüedad, existía un juego infantil llamado «hito», que consistía en fijar un gran clavo a cierta distancia de los participantes quienes, desde su lugar, arrojaban unos anillos de hierro, de manera que el éxito en el juego lo lograban quienes conseguían acertar con el aro en el clavo. Con el tiempo, la gente comenzó a utilizarlo con otro sentido, en este caso, como equivalente de acertar en la solución de alguna cosa complicada y difícil.

Hacerse agua la boca
Es por todos sabido que la presencia de un manjar apetitoso activa de manera automática la secreción de las glándulas salivales, ubicadas en la boca. Tanto es así, que a veces, la sola mención de un plato determinado es suficiente para producir ese efecto. Pero, la expresión «hacerse agua la boca» no se limita a la ingestión y saboreo de una comida, sino que suele aplicárselo en referencia a un hecho muy deseado y de inminente realización, aunque no tenga relación alguna con la comida.
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Pío Baroja (13/5/1904)

Corría el año 1904 y aquella tertulia, que había abierto el gallego Ramón María del Valle-Inclán en el Nuevo Café de Levante, hervía por las noches con la flor y nata de los intelectuales de la Generación del 98 y los artistas más significados, entre ellos Ignacio Zuloaga, Gutiérrez Solana, Santiago Rusiñol, Mateo Inurria, Chicharro, Beltrán Masses o Rafael Penagos.

Y aquella tarde noche del 13 de mayo de 1904 el que sorprendió a todos los presentes fue Pío Baroja. Porque cuando se estaba hablando de los españoles y de las distintas clases de españoles, el novelista vasco sorprendió a todos y dijo:

«La verdad es que en España hay siete clases de españoles. sí, como los siete pecados capitales. A saber:

1) los que no saben;
2) los que no quieren saber;
3) los que odian el saber;
4) los que sufren por no saber;
5) los que aparentan que saben;
6) los que triunfan sin saber, y
7) los que viven gracias a que los demás no saben.

Estos últimos se llaman a sí mismos «políticos» y a veces hasta «intelectuales».
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Entrevista a Mariano Bueno, experto español en geobiología, cultivo ecológico y biohabitabilidad.
Qué hace un experto en geobiología?
Estudio la influencia de las radiaciones terrestres sobre los tejidos vivos, sobre la salud humana.
¿A qué radiaciones terrestres se refiere?
A las procedentes de venas subterráneas de agua, fallas geológicas, grietas, subsuelos graníticos, campos geomagnéticos… Y las artificiales: tuberías, tendidos eléctricos…

¿Todo eso influye en mi organismo?
¡Por supuesto! Y más intensamente en niños y personas hipersensibles.
¿De qué clase de influencia se trata?
De ionizaciones, alteraciones del bioelectromagnetismo natural de nuestras células.
¿Bioelectromagnetismo?
Las células intercambian cargas eléctricas. El flujo de electrones hace que tu cuerpo tenga magnetismo. Igual que el planeta Tierra, que es un gran electroimán.
Con sus dos polos, norte y sur.

El magnetismo terrestre nos influye, sobre todo en las horas del sueño. Atentos: dormir con el cuerpo alineado con el magnetismo terrestre favorece el descanso. Cabeza orientada hacia el norte, pies hacia el sur: es la orientación más relajante, ¡descansarás mejor!
¿Y si duermo en otras orientaciones?
Dormir con la cabeza hacia el este favorece un despertar revitalizado.
¿Y con la cabeza hacia el sur?
Despertarás tenso, nervioso.
¿Y hacia el oeste?
Debilita, desvitaliza, deprime. Lo saludable: situar la cabecera entre el norte y el este.
¿Tiene argumentos científicos?
Las células son como pequeñas brújulas y se repolarizan y reparan: facilitar el proceso refuerza tu salud. ¡Tu dormitorio es la verdadera cámara de tu salud! No la perturbes.
¿Y qué es lo más perturbador?
Luces (la oscuridad activa la melatonina, hormona activadora de la reparación celular) temperatura alta, ruidos… y campos electromagnéticos (naturales o artificiales): inhiben la producción de melatonina.
¿Qué campos son naturales?
Las corrientes de agua subterránea: las moléculas del agua en movimiento, en fricción con el subsuelo, generan un campo electromagnético. Dormir sobre ese punto geopatógeno perturba tu regeneración celular.
¿Hasta qué extremo?
Hasta enfermar. ¡Cualquier radiación electromagnética intensa inhibe la glándula pineal y deja de segregar melatonina! Y eso ocho horas por noche, noche tras noche, impide a las células repararse debidamente: padecerás dolores de cabeza, dolencias articulares, disfunciones orgánicas, depresión del sistema inmunitario… A largo plazo, eso puede derivar en patologías neurodegenerativas, leucemias, tumores…
¡Dígame qué puntos son geopatógenos!
Esos en que se superpone una falla terrestre, una vena de agua y una línea Hartmann (corrientes electromagnéticas que recorren toda la superficie terrestre, en retícula).
¿Cómo detectar esos puntos?
Los zahoríes lo hacían con varas de avellano o péndulos. Hoy tenemos detectores electrónicos que captan los flujos de radiación. Y hay poderosas perturbaciones que son muy obvias, las artificiales: ¡evítalas!
¿Cuáles?
Torres de alta tensión, transformadores, cables eléctricos, electrodomésticos conectados a la red eléctrica, radiaciones de alta frecuencia, de telefonía móvil, inalámbricas… ¡Evita eso en tus noches o enfermarás!
Tengo un despertador eléctrico.
Cámbialo por uno de pilas, o aléjalo de tu cuerpo. Los cables eléctricos, lo más lejos posible de tu cabeza.
Tengo una tele a los pies de la cama.
Si es de pantalla plana, irradia poco. En cambio, un televisor de tubo catódico emite radiación ¡hasta cuatro metros! Sobre todo hacia atrás, y atravesando muros. Una vez detecté que el malestar de una persona provenía del trasero del televisor de su vecino…
¿Y qué hago con mi teléfono móvil?
¡Fuera del dormitorio, por supuesto! Sus microondas agitan tus células. Hoy sabemos que hablar con el móvil pegado al cráneo durante más de diez años… ¡duplica las posibilidades de desarrollar un tumor cerebral!
Pues yo llevo así algo más de diez años. Y, por trabajo, ¡necesito seguir usándolo!
Bien: aleja el móvil de tu cabeza. A más distancia, menos la irradiarás. Es fácil: ¡usa unos auriculares manos libres ambulantes!
En cuanto salga de aquí. ¿Qué otras perturbaciones me aconseja evitar?
Nuestros hogares son nidos de contaminación electromagnética y química. Deja que entre luz solar y aire, usa mobiliario de madera, usa pinturas ecológicas y destierra ambientadores, suavizantes, lejías y detergentes sintéticos. Si lavas la ropa con bicarbonato ¡te quedará lo bastante bien! Y vigila tus productos de limpieza: que sean de química dulce, no tóxica.
Lo que no haré es vivir a la luz de velas.
No, pero libera tu zona de descanso de contaminación electromagnética. Y al llegar a casa, camina descalzo: durante el día caminamos sobre suela aislante y trabajamos en edificios aislados enfermos, así que nos conviene descargarnos.
Deme un último consejo revitalizante.

En un frasco haz germinar semillas de alfalfa y consume ese germinado: es muy digestivo y concentra nutrientes que regeneran tus tejidos y protegen tu salud.
Mariano Bueno es el pionero de la geobiología en España, autor desde hace 25 años de clásicos como Vivir en casa sana, El gran libro de la casa sana o El huerto familiar ecológico (www. casasana. info) y fundador de la Asociación de Estudios Geobiológicos GEA (www. gea-es. org).

Divulga el concepto de higiene energética: «Pegarte un móvil al cráneo o dormir junto a una radiación electromagnética es tan antihigiénico como comer con las manos sucias».
Mueve uno de sus detectores y me señala por dónde pasa un tendido eléctrico, y con otro mide la elevada radiación de gas radón emitida por el granito de la barra del bar…