Un centenar de millonarios de todo el mundo pagaron entre u$s 200.000 y u$s 250.000 para poder ser los primeros en tener su propio coche que vuela. Hubo varios argentinos que llamaron a la empresa interesados en comprarse uno. Parece una escena futurista, de una película de ciencia ficción, pero en realidad no lo es.
Imagínese: usted va en su auto por la Buenos Aires y lo sorprende una manifestación de piqueteros en la puerta del Ministerio de Trabajo. No tendrá que amargarse, sino simplemente apretar un botón que despliegue las alas de su auto para que se convierta en un avión y pueda llegar rápido a su casa sin que nadie lo moleste en su camino. El Transition es un auto volador que a fines de este año estará en las calles de los Estados Unidos y, una vez afianzado en ese mercado, la idea que tienen en la compañía es expandirse hacia otros sitios, como puede ser la Argentina, en caso de obtener la autorización de las entidades gubernamentales. Hasta el momento, 100 millonarios de todo el mundo (entre los cuales hay brasileños y colombianos, además de estadounidenses) desembolsaron entre u$s 200.000 y u$s 250.000 para ser los primeros en manejar uno de los dos modelos diseñados de este particular vehículo. Richard Gersh, vicepresidente de Desarrollo Corporativo de Terrafugia (empresa de encargada de vender estos autos, que oportunamente significa «escape de la tierra»), reveló a El Cronista que recibieron pedidos de varios argentinos interesados en saber más sobre este aparato, e incluso se encuentran en diálogos preliminares con un grupo nacional interesado en ser los comercializadores del auto volador en el país. Diseñado por ex alumnos del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), se transforma de auto en avión particular en tan sólo unos segundos. El prototipo inicial sólo tiene capacidad para dos pasajeros, pesa 600 kilos y en una superficie terrestre podrá circular a 80 kilómetros por hora, mientras que cuando se encuentre en el aire alcanzará los 130 kilómetros por hora. Para desplazarse utiliza dos motores a nafta: el destinado al vuelo es un Rotax 912S de 4 cilindros y 100 caballos de fuerza, con un consumo de 19 litros por hora. Si quiere reservarse un Transition, debe depositar u$s 10.000, y tiene que tener en cuenta que no sólo le pedirán la licencia de conducir, sino también la de piloto de avión, ya que tiene el doble comando. Antes de volar, debe oprimir un botón para que se desplieguen las alas y listo, sólo tiene que volver a pulsarlo cuando aterriza, para que las alas se plieguen y no molesten a los demás conductores, que seguramente lo mirarán como si usted fuera un extraterrestre, recién venido de una misión espacial. ¿Pero por qué tener un auto y un avión junto, como si fuese un combo de McDonald’s, en vez de tener la hamburguesa por un lado y las papas fritas por el otro? Imagínese que usted va volando y se viene la bendita turbulencia: en vez de ponerse a rezar un Ave María, o calzarse la kipá y empezar con el Baruj Atá Adonai, puede aterrizar y seguir por la ruta con el coche. Cuando el tiempo mejora, abre las alas y el avión despega nuevamente, para que el tráfico no se convierta en una molestia. Pero lo mejor es cuando usted se va de vacaciones y aterriza en el aeropuerto: no tiene que esperar que vengan las valijas para volver a meterlas nuevamente en el auto, siempre se quedan en el mismo lugar, hasta llegar a la puerta de su casa.