INVESTIGAN BURBUJAS GIGANTES DE ENERGÍA EN LA VÍA LÁCTEA

INVESTIGAN BURBUJAS GIGANTES DE ENERGÍA EN LA VÍA LÁCTEA

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Burbujas

El telescopio espacial de rayos gamma Fermi, de la NASA, ha revelado una extraña estructura que nunca antes se había observado en nuestra galaxia. Se trata de dos burbujas cargadas de energía que erupcionan en el centro de la Vía Láctea y que contienen energía equivalente a 100.000 explosiones de supernovas, según publican en ´The Astrophysical Journal´. «Lo que vemos son dos burbujas que emiten rayos gamma y que se extienden a lo largo de 25.000 años luz cada una, de norte y sur, en el centro galáctico», explica el astrónomo Doug Finkbeiner, del centro Smithsonian (Universidad de Harvard). Finkbeiner reconoce que aún no se entiende completamente el origen y la naturaleza de este fenómeno de tan grandes dimensiones. La estructura atraviesa más de la mitad del cielo visible, desde la constelación de Virgo a la de Grus y puede tener millones de años. Finkbeiner y su equipo descubrieron las burbujas cuando procesaban los datos enviados por el detector LAT del telescopio, que es el más sensible a los rayos gamma que se ha lanzado hasta ahora. Los rayos gamma son una radiación electromagnética de altísima energía, pero hasta ahora otros astrónomos no habían observado ambas concentraciones debido a la niebla que genera esta radiación en la galaxia y que le da su aspecto lechoso.

Niebla en la Vía Láctea: Realizando varias estimaciones de esta niebla, Finkbeiner y sus colegas lograron aislar los datos y revelar las burbujas gigantescas. Los científicos tratan ahora de entender cómo se formaron sus estructuras, que parecen tener bordes muy definidos. Por su forma, podrían ser el resultado de un lanzamiento grande y rápido de energía de una fuente que aún es un misterio. Una posibilidad podría ser una inyección desde un agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia. De hecho, en otras galaxias los astrónomos han observado inyecciones de partículas que caen hacia un agujero negro central. Pero no hay evidencias de que exista algo parecido en la Vía Láctea, aunque sí pudo haberlo en el pasado. También podrían, haberse formado como resultado de salidas del gas de una explosión al formarse una estrella, lo que a veces provoca enormes erupciones gaseosas. «Está claro que la fuente de energía que está detrás de estas burbujas enormes está conectada con muchas preguntas profundas en astrofísica», apunta David Spergel, de la Universidad de Princeton. Antes de confirmarse este hallazgo, ya se habían detectado sutiles evidencias de que en ese lugar había algo extraño. El equipo de Smithsonian ha estado más de dos años analizando los datos recogidos por el telescopio espacial Fermi, que explora el cielo entero cada tres horas desde que fue lanzado en junio de 2008. Se trata de un proyecto de la NASA desarrollado en colaboración con el Ministerio de Energía de EEUU, con contribuciones importantes de las instituciones académicas y de los socios en Francia, Alemania, Italia, Japón, Suecia y los Estados Unidos.

Enjambre de estrellas: Mientras las explosiones siguen asombrando, dos astrónomos del Instituto del Telescopio Espacial (Baltimore, EEUU) han medido el movimiento propio de unas 100.000 estrellas de los 10 millones que componen el cúmulo globular Omega Centauri. Con estos datos se puede extrapolar las trayectorias estelares, estudiar así la evolución del cúmulo para los próximos 10.000 años y realizar un test sobre la posible existencia de un agujero negro en el interior del cúmulo.

Una mini-galaxia engullida: Situado a unos 15.000 años-luz de distancia, Omega Centauri (NGC5139) es el mayor y más brillante de los dos centenares de cúmulos globulares conocidos en la Vía Láctea. Con un diámetro que alcanza los 150 años-luz, este cúmulo es visible a simple vista (sin la ayuda de telescopios) en la constelación austral del Centauro, como un punto brillante. Se estima que el cúmulo contiene unos 10 millones de estrellas distribuidas en un esferoide, con una gran densidad en la región central donde, por término medio, las estrellas están separadas entre sí por tan sólo una décima de año-luz. Este tipo de cúmulos globulares puebla el halo de nuestra Galaxia, indicando que se formaron antes que los brazos espirales. La edad estimada de Omega Centauri es de 12 mil millones de años (a comparar con la edad del Universo: 13,7 miles de millones de años), lo que le sitúa entre los objetos más viejos de la Vía Láctea. Su enorme masa, su movimiento, su composición química, y sus diferentes poblaciones estelares (con generaciones de estrellas de diferentes edades), todo ello parece indicar que, en el pasado, el cúmulo pudo haber sido una entidad individual diferente de nuestra Galaxia, una especie de mini-galaxia que pudo haber sido engullida por la Vía Láctea en su evolución temprana.

Movimientos estelares: Las estrellas en la región central de Omega Centauri están tan próximas unas de otras que, con telescopios en tierra, resulta extremadamente difícil distinguir y separar las estrellas individuales. El telescopio espacial Hubble, por encima de la pantalla de la atmósfera terrestre, puede realizar este trabajo con más facilidad. Naturalmente las estrellas del cúmulo no permanecen estáticas, pues están sometidas a las interacciones gravitatorias mutuas con sus compañeras. Se trata pues de un auténtico enjambre de estrellas en el que cada una de ellas se mueve rápidamente describiendo una órbita en torno a la región central del cúmulo. Maravillas del Universo para Creer o Reventar!. Fuente: El Mundo