Debemos “quejarnos” con el poder de decisión que nos brinda nuestro sistema democrático cada cuatro años

EN LA OSCURIDAD LOS MEJORES ANTEOJOS NO SIRVEN DE NADA

Por Marcelo Ojeda ¿Se pierden los instintos? ¿cuál es el límite?….Uh, ufa, ¡que lo parió! ¡siempre lo mismo carajo! ¡noooo! Basta de quejarnos en vano, porque en la oscuridad los mejores anteojos no sirven de nada; es útil razonar un poquitito y quejarnos realmente con el poder de decisión que nos brinda nuestro sistema democrático cada cuatro años. Las consecuencias nefastas que se han obtenido en la mayoría de los casos es culpa de todos, porque compramos el ticket del “winner“, del audaz y poderoso a fuerza de billetes conseguidos muchas veces a como “de lugar” y que nos venden una imagen de habilidad para los negocios, estupenda administración e instinto voraz en la toma de decisiones, con un pequeño detalle, para satisfacer sus necesidades propias. El instinto de autosatisfacción y autoabastecimiento no se pierde de la noche a la mañana y lo que no vamos a entender es que van a seguir haciendo lo mismo que en sus empresas o “entidades sociales“, pero ahora con nuestros recursos y a su favor, y nosotros contentos porque nos perjudican, pero con estilo, eh. Después de analizar y debatir este tema me surgieron algunas dudas o planteos como quieran tomarlo; “quien sabe“… el tiempo lo dirá. Por el lado opuesto me queda comentarles que hace alrededor de un mes fui con mi familia al circo. Era una noche muy pero muy fría; ingresamos a la carpa y nuestra primera impresión fué decepcionante porque habían allí unas quince personas contando grandes y niños. Les digo la verdad, pensé que no saldrían a escena, pero todo lo contrario, hicieron la función con gran profesionalismo y como si la sala estuviera llena. Cada vez que exhalaban parecía que fumaban pero sin cigarrillos, imaginen el frío.

Realmente un ejemplo; esto lo traslado a la actividad política y lo veo reflejado en aquellos compañeros que realmente aman la profesión y al igual que ese genial payaso, esas bailarinas en polleritas y sus piernas entumecidas, el padre con el hijo haciendo malabares sin mas que una simple remera, al igual que ellos considero imprescindibles esos militantes políticos de raza que cumplen su misión día tras día, y, una noche están en un gran acto con los máximos referentes y una multitud, y a la mañana siguiente atienden a un pobre viejito que viene a pedirle ayuda o a contarle una historia, además de estar o tratar de estar en los mas mínimos detalles, siempre logran informarse, instruirse, reunirse, pero ante todo hacer política, simplemente política. Y no utilizándola como escalón para consumar sus negocios personales.

Finalmente me hago una última pregunta, de acceder cargos políticos, “nos terminaremos convirtiendo en el primero de los ejemplos o en el segundo “o existirá un equilibrio, un gris y no todo es blanco o negro”. Gobernantes bien intencionados con convicción y vocación, los encontraremos?. Marcelo Ojeda