ACHALAY, CON MAMA
Veo crecer a Achalay tomando la teta y es un canto a la vida. Cerca y al lado de su madre. Rozando su cuerpo y sintiendo las caricias de su progenitora. El tiempo pasa pero las muestras de afecto continúan. Crecer con amor. Fuente de energía sin límites. Sirve para el hoy pero esencialmente para el mañana. Crecer bajo el influjo y la protección de una madre es inconmensurable. Cuando te enseñan con el amor de madre el aprendizaje te hace fuerte en toda la dimensión de su significado. La autoestima alcanza los límites que se requieren para enfrentar al mundo y sus problemas. Así le pasa en estos momentos al potrillo Achalai. Ya pide pista. Un espacio mayor al lugar habitual en que se encuentra. La madre lo deja un tiempo prudencial. Pero inmediatamente lo requiere. Sabe que a su lado el crecimiento se dará paso a paso. Sin apuros. Como debe ser. Igual para el ser humano. Nada mejor que el amor y las caricias de papá y mamá. Se sienten toda la vida. Son como un bálsamo. Estimulan y sientan bien. Un antídoto que fortalece el cuerpo y el espíritu. Cuanto mas amor de padre y madre menos necesidad de psicólogo en el futuro. Dar un beso y decir te quiero todos los días es mejor que regalar un celular o una playstation.
Hasta la próxima.
El croata.