La violencia política en la Argentina del  siglo XX 

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Aldo Duzdevich, Autor de, Salvados por Francisco 1Aldo Duzdevich, Autor de, Salvados por Francisco 2

La Lealtad banner publicidad Aldo-Duzdevich-Autor-de-Salvados-por-FranciscoNota 4  La violencia política en la Argentina del Siglo XX

 Los Comandos Civiles la primer guerrilla urbana

 La presente forma parte de una serie de notas sobre la violencia política en la Argentina, en las que intento un análisis del contexto, la oportunidad, los costos, y los limites de la violencia política. Comencé por las insurrecciones radicales de 1890 que dan inicio político al siglo XX, y las contradicciones en el gobierno de Yrigoyen. Hoy voy a referirme a los Comandos Civiles (CC) . La primer guerrilla urbana que actuó contra un gobierno constitucional.

Década Infame, proscripción y resistencia del yrigoyenismo.

El golpe contra Hipolito Yrigoyen en 1930 da inicio al periodo conocido como “la Década Infame”; cuyo primer objetivo fue evitar el regreso del “populismo” yrigoyenista. Apelaron al sencillo tramite de proscribir a Yrigoyen y todos los vinculados a su gobierno (algo que se repetirá 25 años después con Perón y el peronismo).

El radicalismo yrigoyenista intentara una acción de resistencia. Algunas sublevaciones radicales en el litoral en 1931/ 32 y 33 son sofocadas a sangre y fuego y la prisión de Ushuaia se llena de presos políticos. El régimen también acudirá a los sicarios para asesinato del diputado cordobés Jose Guevara, y del senador Enzo Bordabehere en el mismo recinto del Senado Nacional.

El sector oligárquico conservador retoma las viejas practicas del fraude, que incluso llamo “patriótico” porque supuestamente evitaba el “mal mayor” que era el retorno el populismo yrigoyenista. En esos años el “campo” de entonces, la oligarquía ganadera obtuvo el vergonzante “Pacto Roca-Ruciman” que consistía en darle una cantidad de beneficios  a las empresas inglesas, a cambio de asegurar una cuota de exportación de carnes.

Golpe de 1943 e inicios del peronismo

Luego de 13 años de gobierno conservador, el descontento era general, y cuando se propuso al terrateniente salteño Robustiano Patrón Costa como presidente, un sector del Ejercito influenciado por el GOU (Grupo de Oficiales Unidos) decidió poner fin a la farsa del fraude patriótico.

Rápidamente el Coronel Perón fue ganando espacio dentro del gobierno y logrando el apoyo de los trabajadores a partir de su política desde la Secretaria de Trabajo y Previsión. Pero, en octubre de 1945 la reacción conservadora intentara frenar lo que consideraban un peligro para sus intereses, obligando a destituir a Perón y encarcelarlo en Martín García.

Hay quienes sostienen que toda revolución debe ser violenta o que “la violencia es la partera de la historia”. Sin embargo el hecho revolucionario de masas mas importante del siglo pasado, el 17 de Octubre de 1945, fue una manifestación pacifica y alegre, que puso en la escena política a un sector social hasta entonces ninguneado: la clase trabajadora organizada.

El clima de época y la oposición a Peron

Para entender la oposición a Perón en 1945, es necesario situarse en el contexto histórico y el clima de época. De 1939 a 1945 el mundo estará  sumergido en la Segunda Guerra Mundial. En nuestro país, la guerra es tapa de  los diarios y los relatos de las grandes batallas se vivían en directo por las radios. La colonia alemana y parte de la italiana eran simpatizantes del eje .

El estudiantado universitario, los intelectuales de clase media y alta -el progresismo de la época-  eran mayoritariamente aliadófilos, y consideraban a Perón como la extensión del nazi-fascismo en la Argentina. La neutralidad en el conflicto sostenida  desde inicios de la guerra, era vista como un disimulado apoyo al Eje. Una visión binaria de la realidad no admitía terceras posiciones. Sino adheríamos a los aliados, éramos pro nazis.

Con la mirada puesta en Europa, antes que en la realidad nacional,  los jóvenes universitarios    soñaban con tener su propia “liberación de París” con desfile de marines incluido, pero por Avenida de Mayo.

Obviamente mas concretos eran los intereses de la vieja oligarquía nativa, la Sociedad Rural, las cámaras patronales, las embajadas británica y norteamericana que  se oponían a ceder beneficios a los trabajadores, y al cambio del modelo  agro-exportador, por el modelo de industrialización con justicia social que venía a proponer el Coronel Perón.

El investigador  Samir José Juri en su tesis sobre los Comandos Civiles de Cordoba dice: “ Podemos interpretar el viraje del activismo estudiantil hacia los comandos civiles como un traspaso natural, un deslizamiento hacia formas de confrontación más disruptivas, menos democráticas y dispuestas a llevar adelante su objetivo político. Los estudiantes secundarios y universitarios entrenados en las peleas callejeras contra la policía en los últimos meses de 1954 se desenvolvieron de manera rápida y eficaz en la conformación de los comandos civiles. Los protagonistas de esa época se denominaban a si mismo héroes, héroes anónimos que dieron su vida por lo que creían justo y necesario. Incapaces de reconocer que estaban derrocando al presidente que más conquistas sociales brindó al pueblo; ellos se embarcaron en una aventura antifascista, una gesta añeja de segunda guerra mundial.”

Los Comandos Civiles la primer guerrilla urbana

Si bien en los sectores universitarios  la oposición  al peronismo se manifestó desde  1945, los grupos organizados para la violencia aparecen recién en 1953. Los integraban: radicales, comunistas, conservadores, demoprogresistas,  socialistas, y nacionalistas católicos.

El 15 de abril de 1953 tuvo lugar el primer atentado terrorista contra población civil, que se recuerde antes de la Embajada y AMIA. Un grupo de activistas de la FUBA integrado por Arturo Mathov, Roque Carranza, Mariano Grondona, Carlos Alberto González Dogliotti, y los hermanos Alberto y Ernesto Lanusse, apoyados por el capitán Eduardo Thölke (quien proveyó explosivos) hicieron estallar dos bombas en medio de una concentración en Plaza de Mayo provocando 6 muertos y 90 heridos, entre ellos 19 mutilados.

Entre el 16 y 17 de octubre de 1953 fueron detenidos Mariano N. Castex, Hernán E. Blackley, Gastón García Miramon, Raúl A. Jorsiomo, Lorenzo Blanco, Emilio Allende Posse e Isidoro Martínez Castro, logrando fugarse Diego Muniz Barreto. Inspirados en la “operación Antropoide “ de la ejecución del jerarca nazi Heydrich en Praga, planificaban matar a Perón con un jeep cargado de explosivos. Por la edad de los participantes la prensa la bautizó “Operación bebe”.

A fines de 1954 cuando se produce el quiebre de Peron con la Iglesia Católica, los jóvenes católicos van a ser un semillero importante de militantes de los CC.  Su actividad principal  serán las campañas de panfletismo. Miles de volantes impresos en mimeógrafos e imprentas clandestinas se distribuían en mano a través de redes militantes. Se organizaban para custodiar los templos y ser fuerza de choque en manifestaciones. Unos de los principales dirigentes de los CC católicos era el Hermano Marista Septimio Walsh; primo de Rodolfo Walsh.

Los CC tenían una composición celular clandestina con un responsable cada 10 o 20 militantes, usaban nombres falsos, sistemas de citas, imprentas clandestinas, recibían instrucción en manejo de armas, explosivos, e interrupción de comunicaciones . Su extracción social  era la clase alta y el estudiantado secundario y universitario. Estaban “apadrinados” por militares antiperonistas, que les proveían armas, explosivos e instrucción militar. Su financiamiento provenía de sectores del poder económico, como la Sociedad Rural.

Su modelo eran los “maquis” , la guerrilla  francesa que combatió la ocupación nazi. Incluso los diarios en sus crónicas hablaban de “los maquis”. Rendían culto a la muerte en combate. Reclamaban para si, la gloria del : “nosotros pusimos la lucha, los presos y los muertos”. Se consideraban la “vanguardia de la revolución” porque debían empujar al ejercito a sublevarse.

Sindicados como jefes de los comandos de Buenos Aires figuraban: el capitan Walter Viader, el Ing. Carlos Burundarena,Juan Francisco Guevara, Renato Benzacon, Dario Hermida, Adolfo Sanchez Zinny, Edgardo García Pulo, Francisco Olmedo y Raúl Puigbo. Otros participantes fueron: Francisco Trusso, David Michel Torino, Emilio De Vedia y Mitre, Augusto Rodriguez Larreta, Mario De las Carreras, Emilio Posse, Eduardo Madero Lanusse, Reinaldo Tettamanti, Alberto Benegas Lynch (padre), Roberto Etchepareborda, Menendez Behety, Rodolfo Urtubey, Luis Maria Pueyrredon y Marta Ezcurra

A mediados del 55  los CC realizan atentados a Unidades Básicas y locales sindicales. En Buenos Aires produjeron al menos una docena de atentados contra policías de custodia en templos y escuelas, con un saldo de tres policías asesinados.

El 20 de Julio de 1955,  Diego Muniz Barreto voló con explosivos la Escuela Superior Peronista. El 15 de agosto, son detenidos en  la confitería “La Biela” cuatro adolescentes que se movían en un jeep con armas. Probablemente era un vehículo utilizado para balear policías. El jefe del grupo y proveedor de armas,  (que se dio a la fuga) era Diego Muniz Barreto.

El 16 de septiembre cuando se inicia la sublevación militar contra Perón,  los CC de Buenos Aires realizan acciones de sabotaje en once plantas transmisoras de radio.

En Córdoba epicentro de la sublevación militar, hay una participación masiva de Comandos Civiles integrados por estudiantes secundarios y universitarios . Se habla de 1500 a 3500 jóvenes armados en las calles, acompañando a los militares sublevados.

Los comandos católicos cordobeses fueron organizados por el padre Quinto Cargnelutti, que trabajaba en estrecha relación con los padres Enzo Bordagaray y Enrique Angelleli. Entrevistado por Ismael Juri un protagonista de los enfrentamientos, Luis Bas recuerda: “en la Iglesia del Pilar Quinto Cargnelutti proveía de armas a los chicos”.

El hombre y su circunstancia

El hombre es el hombre y su circunstancia. Hay que poner en su contexto histórico, las actitudes de los hombres, porque suelen modificarse ante diferentes circunstancias.

La gran mayoría de los militantes de los Comandos Civiles continuaron siendo antiperonistas  hasta su muerte. Pero, hay varios activistas opositores a Peron, incluso algunos participantes de los CC que en los años setenta van a tomar otro camino diferente.

Diego Muniz Barreto mecenas y jefe de los CC, será electo en 1973 Diputado Nacional por la JP-Montoneros, luego de renunciar se vinculará al ERP. Fue secuestrado y asesinado en febrero de  1977.

Rodolfo Walsh, Rodolfo Ortega Peña, Eduardo Duhalde, Augusto Conte Mac Donnel, Luis B Cerruti Costa, Lucio Garzon Maceda, Conrado Eggers Lan, Emilo Mignone, Norma Kennedy, Carlos Corach, los sacerdotes Carlos Mugica, Miguel Ramondetti, Ernesto Leyendeker, Enrique Angelleli y Jaime de Nevares, son algunos de los nombres muy conocidos, que en 1955 lucharon y festejaron la caída del peronismo, pero en los años setenta los encontraremos en  veredas diferentes.

Hay también un hilo conductor entre el papel de sectores de la Iglesia en 1955 y los grupos originarios de Montoneros en 1968/69. El Colegio Nacional de Bs As , el Ateneo Universitario de Santa Fe y la Parroquia Cristo Obrero de Córdoba que en el 55 fueron focos del antiperonismo. Quince años después serán la cuna de la organización Montoneros. Pero eso sera motivo de mi próxima nota.

Algunas reflexiones

Como vimos la guerrilla urbana no la inventaron ni Montoneros ni el ERP en 1970, sino los Comandos Civiles en 1953. Y fueron jóvenes de familias patricias y apellidos ilustres. Su primera acción  fue un acto netamente terrorista: bombas contra civiles en una concentración en Plaza de Mayo. Aunque a veces, la linea sea muy fina, hay que distinguir entre un acto terrorista y una acción de guerrilla contra un objetivo determinado.

Segundo, el contexto de la acción violenta fue en el marco de un gobierno constitucional. La critica que estos jóvenes le hacían al peronismo, tenía que ver con la falta de libertad de expresión, con el excesivo control policial, con el exagerado personalismo, la demagogia, etc.. Y aunque existen testimonios y acusaciones de apremios y torturas por parte de la policía, no hubo durante los diez años de gobierno peronista muertos por represión policial. Nada parecido a la “Semana trágica”, o a los 29 fusilamientos que va a ordenar Aramburu contra peronistas en 1956.

Por supuesto que el peronismo había cometido errores en su gobierno, que alimentaron la dureza de la  oposición.  Como siempre la historia no es blanco y negro, buenos y malos. Y lo que finalmente vale es poner en la balanza los aciertos y los errores de cada gobierno.

Aldo Duzdevich Autor de “La Lealtad- Los montoneros que se quedaron con Peron” y “Salvados por Francisco” www.aldoduzdevich.com


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3- No mataras: la violencia política. El radicalismo entre el heroísmo y la vergüenza

Cuando hablamos de violencia política en Argentina, la experiencia mas cercana, los años 70 nos remiten  a hablar del peronismo. El golpe de 1955. La siguiente etapa de la resistencia popular. El nacimiento de los grupos guerrilleros, a partir del 1966. En el 73-76 la suma de guerrilla y Triple A y finalmente el proceso militar.

Pero, haciendo este recorrido histórico del siglo XX que inicié la nota anterior hablando de la Revolución del Parque,  uno se encuentra primero, con un relato poco difundido:  la gesta revolucionaria  del radicalismo en su lucha  por el sufragio universal. Y luego, como si alguien quisiera reafirmar la idea que la historia nunca es lineal, sino que esta plagada de tropiezos y contradicciones;  se nos presentan tres grandes hechos de represión estatal,  que solo serán superados por el terrorismo de estado impuesto a partir de 1976.

Hace pocos días en un programa de TV Pepe Mujica decía: “Muchos se equivocan al pensar que la historia transcurre en blanco y negro. La realidad dice que la historia transcurre en una infinita gama de grises”. Comparto ese pensamiento e intento reflejarlo en lo que escribo. Soy un convencido que la lógica binaria aplicada a la historia y la política ademas de poco inteligente paraliza e impide avanzar hacia objetivos superiores. Blanco o negro, buenos o malos, son simplificaciones validas en las películas de cowboys o cuentos infantiles; pero no para entender la complejidad de los procesos politico-sociales.

Por eso revisar la historia sirve, para ampliar nuestro conocimiento y comprensión,y nos permite discernir el presente con una mirada de mayor amplitud. Confieso que mi intención, es generar mas preguntas que respuestas; porque entiendo que dudar es el ejercicio mas sano de la inteligencia humana.

La violencia revolucionaria del radicalismo

En mi nota anterior hablé de la Revolución del Parque de 1890, realizada por la Union Cívica, que tres años después se dividirá para dar nacimiento a la Union Cívica Radical . Su primer líder fue Leandro N Alem, quien luego de su suicidio en 1896, será reemplazado por su sobrino Don Hipólito Yrigoyen.

Eran las épocas del “voto cantado”. Se votaba a viva voz y obviamente la policía y los matones al servicio de los caudillos conservadores controlaban que nadie les vote en contra. El dirigente  radical santafesino Marcial Candioti había expuesto: “Vamos a ir a los comicios con el arma de la ley; pero si se nos cohíbe, si se pretende cortarnos el paso con amenazas o robarnos con fraude el triunfo, iremos también, pero con la constitución en la mano y el revólver en el cinto”

Tres levantamientos armados derrotados lideró el radicalismo 1890, 1893 y 1905 reclamando el voto secreto, hasta lograr en 1912 la Ley 8.871 (Sáenz Peña) de voto masculino, universal, secreto y obligatorio. Una de las razones por la cual el voto fue solo masculino, fue que el único registro o padrón de la época era el de varones, usado para reclutarlos en el servicio militar obligatorio.

Luego del golpe contra Yrigoyen en 1930, las minorías conservadoras retomarán las practicas del “fraude patriótico” , y grupos radicales en la Mesopotamia volverán a tomar las armas en 1931, 32 y 33.

Como sostiene en sus últimos trabajos Hilda Sabato, los actores que por esos años apelaban a la vía armada “entendían que en algunas circunstancias recurrir a la violencia no estaba reñido con la civilidad sino todo lo contrario […] La figura del ciudadano en armas y de la representación de la revolución como derecho y deber del pueblo frente a la opresión constituían elementos centrales de un imaginario político liberal-republicano de gran arraigo”

Al radicalismo y sus líderes Leandro N. Alem y Don Hipólito Yrigoyen le debemos el haber parido con su sangre nuestra incipiente democracia en 1916, primer gobierno surgido de elecciones libres.

El primer gobierno popular de Yrigoyen

Yrigoyen fue un férreo defensor de la linea nacional anti-imperialista. Fundó YPF para desprenderse de las del petroleras norteamericanas. Protegió la industria nacional. Estableció rigurosos controles a los ferrocarriles en manos de los británicos. Reglamentó el trabajo en obrajes y yerbatales. Creo las primeras cajas de jubilación para obreros y empleados de servicios públicos.  Jerarquizó a las organizaciones sindicales, y le dio voz para solucionar reclamos obreros. De 1916-1930 la economía creció a un ritmo del 8,1% anual . En materia educativa creó 3164 escuelas primarias; impuso el guardapolvo blanco; introdujo el bachillerato nocturno; redujo el analfabetismo del 20 al 4%; y acompañó e impulsó la Reforma Universitaria de 1918.

La UCR no controlaba el Senado, ni las gobernaciones de provincias . Su gobierno, estuvo condicionado por  un Congreso con mayoría conservadora, que impidió sus iniciativas mas revolucionarias como la creación del Banco Central estatal, paso previo a nacionalizar el comercio exterior manejado por las exportadoras de cereales. Tampoco pudo avanzar con la nacionalización del subsuelo y  una reforma agraria. Sin embargo realizó un gobierno que hoy podemos llamar progresista, nacionalista y popular.

Yrigoyen soportó la oposición por derecha de la entente conservadora-oligarquica que volverá al poder con el golpe de Uriburu en en 1930;  y por izquierda del partido socialista y del anarquismo que vivían la euforia de la revolución rusa de 1917.

Sin embargo, no podemos desconocer ni obviar que,  durante el gobierno de Yrigoyen, se produjeron  tres de las peores represiones a obreros, que registra nuestra historia. La “Semana Trágica”, la  “Represión en la Patagonia” y la “Forestal”.

Semana trágica

El conflicto comenzó en diciembre de 1918, con una huelga por mejoras laborales en la Casa Vasena -empresa metalúrgica de capitales nacionales y extranjeros- . En su inicio el gobierno intentó mediar, pero se encontró con la negativa de la patronal a aceptar los reclamos obreros y con el rechazo del sindicato a cualquier tipo de mediación, dada su adscripción a la FORA anarquista.

La violencia se desatará  -el 7 de enero de 1919-  con la represión, por parte de la policía  y los rompe-huelgas,  de un mitín de obreros,  que  provocó cinco muertos y decenas de heridos.

El enorme cortejo que acompaño el entierro de las victimas fue durante reprimido y a partir de allí, la situación derivó en caos. El General Luis Dellepiane tomó el control de la ciudad y desató una feroz represión que duro varios días y dejó un saldo de 700 muertos 4000 heridos y miles de detenidos en todo el país.  El grupo para-policial la Liga Patriótica Argentina persiguió y asesinó a dirigentes obreros y anarquistas. Incluso su violencia se extendió al barrio judío de Once ejecutando  el único “pogrom”  (matanza de judíos) realizado en continente americano.

Finalmente el sindicato metalúrgico logró que los empresarios, presionados por el gobierno, concedieran las reivindicaciones propuestas en su pliego; no obstante, la historia culmina con el cierre definitivo de los talleres Vasena hacia 1926.

La Patagonia Trágica

En 1920, en las estancias en las patagonicas -en su mayoría inglesas- los peones, trabajaban en turnos de 15 horas, arriando majadas con 18º bajo cero, por salarios insignificantes, y dormían apiñados en diminutas barracas. La Sociedad Obrera de Rio Gallegos y la Federación Obrera (FORA), de tendencia anarquista, impulsaron una intensa campaña de sindicalización de peones.

Se reclamaba un sueldo mínimo de 100 pesos, comida en buen estado, dignas condiciones de higiene, velas para alumbrar en la noche y que las instrucciones de los botiquines sanitarios estuvieran en español en lugar de inglés.

Enterado de la crisis,  el presidente Hipólito Yrigoyen, envió a Santa Cruz en enero de 1921, a tropas del ejército al mando del teniente coronel Héctor Benigno Varela, con la orden de normalizar la situación. Inicialmente se impuso la vía del diálogo y, con la mediación del gobernador Izza, se llegó a un acuerdo por el cual los terratenientes se comprometían a cumplir con las exigencias de los peones. Varela y sus hombres volvieron a Buenos Aires, pero el quebrantamiento del convenio meses más tarde por parte de los hacendados hizo que el conflicto estallara con mayor virulencia. Se decretó paro general y se ocuparon haciendas. La organización obrera se fortaleció y se proveyó de armas para la autodefensa. Los principales líderes del movimiento libertario eran el español Antonio Soto y el entrerriano José Font, conocido como “Facón Grande”.

A fines de 1921 Varela regreso a Santa Cruz al mando de dos regimientos de caballería. Varela exigió a los huelguistas que volvieran a sus actividades, en el plazo de un día, y dictó una resolución en donde decía que cualquier obrero armado sería fusilado sin más tratamiento. Tras la negativa respuesta de los trabajadores, cerca de mil quinientos  de obreros fueron fusilados. Uno de los sitios donde  fueron ejecutados cientos de peones, fue  la Estancia La Anita, de propiedad de la familia Braun-Menéndez (dueños de La Anónima) cerca de lo que hoy es El Calafate.

La Forestal

La Forestal era una empresa inglesa establecida desde 1914 en el norte santafecino para explotar el tanino. En materia laboral la empresa eludía todo tipo de reglamentación, entregando como pago vales intercambiables en sus propios almacenes. A fines de 1919 estallaron huelgas dirigidas por el Sindicato de obreros del Tanino. La empresa luego de varias dilaciones dispuso cierre escalonado de fábricas y obrajes dejando alrededor de 7000 trabajadores desocupados. Un importante número de obreros  junto a sus familias se replegaron hacia la espesura del monte, permaneciendo allí por más de tres meses, resistiendo  el asedio de la “Gendarmeria Volante”. El resultado fue entre 500 y 600 obreros asesinados.

Si con los ojos del presente juzgamos el gobierno de Don Hipolito Yrigoyen, por un lado podemos afirmar que se trató de un gobierno defensor del interés nacional, con sensibilidad popular que llevo adelante importantes avances en lo económico y lo social. Pero, si lo juzgamos desde nuestra experiencia y visión actual de los derechos humanos, no nos equivocamos al decir que la sumatoria de estas tres masacres (casi tres mil muertos), solo han sido superadas por el terrorismo de estado impuesto por la dictadura de 1976. Como expuse al inicio, la historia no es blanco o negro, sino una infinita gama de grises. Y tampoco pretendo tener una respuesta para todo. Es bueno, interrogarse y dejar finales abiertos.

Voy a terminar con dos anécdotas que tienen el mismo hilo conductor en dos épocas diferentes.

La dignidad de las prostitutas.

Según cuenta Osvaldo Bayer, en la comisaría de San Julián, el 17 de febrero de 1922 estuvieron detenidas allí Consuelo García, Ángela Fortunato, Amalia Rodríguez, María Juliache y Maud Foster. Fueron popularmente conocidas como «Las Pupilas de la Catalana» . Cuatro jóvenes prostitutas que  se negaron acostarse con los soldados del Ejército Argentino, responsables de la masacre de 1500 peones rurales huelguistas. Fueron detenidas como castigo por la osadía de decirles en la cara a los soldados “con asesinos no nos acostamos”. Un gesto de dignidad ante tanta masacre.

Esto lo cuenta Nestor Verdinelli, jefe militar de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) en Taco Ralo, cuando caen presos en septiembre de 1968, y los trasladan a una comisaría en el gran Buenos Aires. Relata Verdinelli: “En un momento los milicos amenazan darnos una paliza “que recordaríamos si salíamos con vida”. Esto pasa una noche que justo habían hecho una redada de prostitutas. Serian como 20 o 30 prostitutas en la celda grande, que comenzaron a armar barullo cuando los canas se dirigían a nuestra celda. Gritos, amenazas de encender colchones, esas cosas…..terminó en negociación: las prostitutas aceptaban tener sexo a cambio de que no nos peguen. Los canas aceptaron y nos dejaron tranquilos. Desde entonces, tengo el máximo respeto por las prostitutas y me ofende cuando alguien usa la palabra como ofensa. Porque poca gente tiene la dignidad que esas mujeres demostraron  esa noche.”

Aldo Duzdevich Autor de “Salvados por Francisco” y  “La Lealtad- Los montoneros que se quedaron con Peron”1 Hipolito Yrigoyen _presidente 2 la_forestal 3 La-Patagonia-Rebelde-2 4 Las prostitutas de San julian

 

 

 

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 Nota 2 Los radicales y el “mandato sacrificial”

 El sábado 26 de julio, a las 3 de la mañana llega Alem al Parque de Artilleria (ubicado frente a plaza Lavalle) y penetra a su interior sin inconvenientes. Aristóbulo del Valle, Lucio V. López e Hipólito

Yrigoyen salen para Palermo, donde sublevan a cadetes del Colegio Militar y al Regimiento 19 de Artillería . La primera escaramuza se produce en Corrientes y Paraná, donde los cívicos balearon un tranvía cargado de vigilantes.  A las 10 de la mañana el fuego se había generalizado en los alrededores del parque. Levalle avanzaba por la calle Charcas para penetrar en la Plaza Libertad, cuando se hizo presente en el teatro de operaciones el propio Carlos Pellegrini, montado en un brioso caballo. El combate fue sin tregua, y pronto quedaron la Plaza Libertad y algunas calles adyacentes llenas de muertos y heridos. Los hombres y caballos muertos cubrían principalmente la cuadra del mercado que queda sobre Charcas.Canton revolucion del Parque

Los radicales se habían instalado en algunos balcones y azoteas, desde donde hacían fuego contra las fuerzas oficiales. En uno de esos cantones aparecen figuras descollantes de la juventud radical de aquellas horas: Marcelo T. de Alvear, José Luis Cantilo, Hipólito Yrigoyen, Roberto Payró.

De pronto los revolucionarios se dieron cuenta de que estaban haciendo fuego contra sus propios correligionarios. Dijo Alvear: Necesitaríamos un distintivo que nos caracterice como revolucionarios.  El escritor Roberto Payró respondió: —Yo iré en busca de ese distintivo—Desafiando el peligro de las balas, Payró se dirigió a la calle Corrientes.  De repente, se detuvo frente a la fábrica de sombreros de su amigo Arrayúa, Payró le explicó que buscaba un distintivo para los radicales. Alguna cinta de color fuerte para colocarse como divisa en el sombrero. Contestóle el vasco: —Tengo un lote de boinas blancas que ningún lechero ha querido comprarme. Lléveselas——¿Cuánto valen?— —Nada. ¡Yo también soy radical!”— (1)

El relato pertenece al episodio conocido como la Revolución del Parque protagonizado por la Unión Cívica, el 26 de Julio de 1890, y aunque fue derrotada, igual produjo la renuncia de presidente Juarez Celman.  Las fuerzas rebeldes sumaban alrededor de 1.300 soldados y 2.500 milicianos civiles . Los registros de la época hablan de 150  muertos y centenares de heridos

¿Porque si mi primera nota esta referida a la violencia en los 70, estoy hablando aquí de la Revolución del Parque ? Primero porque este hecho marca el inicio del nuevo siglo, que después de varios conatos mas, desembocara en la ley Saenz Peña de sufragio universal. Segundo, para señalar que el radicalismo tuvo sus orígenes de sangre y fuego y sus mártires fueron reivindicados durante muchos años. Y en esta reivindicación de los mártires, hay un  lazo cultural con los años setenta, el “mandato sacrificial” .

La insurgencia, el derecho a la rebelión o derecho a la resistencia, el magnicidio son parte de la historia de la humanidad. Incluso Santo Tomas de Aquino en su obra «Magister Sententarium» afirmo:“Aquel que mate un tirano en orden para liberar a su país, será alabado y recompensado”. «El tiranicidio es un acto legal y honorable bajo ciertas circunstancias».

No pongo en discusión el uso de la violencia, que, en muchos casos se plantea como inevitable ante situaciones de opresión. La intención de estas notas es poner en debate, el contexto,  la oportunidad, los limites y el costo-beneficio del uso de la violencia.

El mandato sacrificial

 Dice el historiador Francisco J. Reyes (2): “Devenido en bandera identitaria, el acontecimiento mítico-fundacional será progresivamente exaltado por las mismas conmemoraciones, entendido como condensación de un conjunto de valores, lo cual iba de la mano de la sacralización de los combatientes caídos, los «mártires de la causa»  . Éstos eran presentados como un modelo a seguir por parte de los ciudadanos-soldados de la UCR , quienes debían guardar su memoria y estar siempre dispuestos a dar la vida por la Patria.”

“Consecuentemente, el seguimiento de dicho mandato sacrificial se consideraba un deber moral del militante radical, en tanto la obra de «regeneración» no estaba aún concluida. Así, para el miembro del Comité Nacional Ángel Ferreyra Cortés, «Los muertos no hablan para agradecer o reprochar, pero tienen un poder inmenso sobre la consciencia de los vivos»

Atilio Palma, estudiante del Colegio Nacional de Buenos Aires se hacía cargo, en la conmemoración de 1894 , del mandato sacrificial propuesto por el radicalismo. Decía  en su discurso: “que la juventud argentina se inspire en estos grandes modelos, para saber llegar hasta el sacrificio cuando lo exija la patria […]morir como sus mártires inmolados al bien de sus libertades» .”

“Marcelo de Alvear, en 1895 en la Recoleta, afirmará : «No basta con cubrir de flores las tumbas de los mártires […] Es necesario además sentir sus anhelos, proseguir y terminar la jornada en que cayeron» .”

El mandato sacrificial montonero

Aunque muy pocos militantes setentistas conocieron este relato de la historia del radicalismo, me atrevo a arriesgar, que el “mandato sacrificial” fue la causa de gran parte de las muertes posteriores al 24 de marzo de 1976.

Cuando describimos el contexto represivo del terrorismo de estado instaurado por los militares, la pregunta reiterativa es ¿porque se quedaron dentro de la organización y dentro del país? .

La terrible maquinaria represiva clandestina montada por la dictadura, seguía el  procedimiento que los franceses habían aplicado en Argelia: captura- tortura- información- nueva captura. Con este mecanismo repetido infinidad de veces, se avanzaba muy rápidamente hacia los niveles mas altos de la organización.

En 1976 son secuestrados y desaparecidos 3800 militantes. En lo que parece una muestra de siniestra burocracia represiva, se repite el número de 300 a 350  secuestros mensuales y si se los mira por día, son de diez a quince diarios.

Rodolfo Walsh en su informe de inteligencia del 05-01-77 dice “en el ultimo trimestre de 1976 el numero de muertos oscilo de 200 a 300” .  Y contradiciendo el clima triunfalista de la Conducción Nacional  afirmaba: “Tras el aniquilamiento de la conducción del ERP en Julio , el enemigo se concentro en Montoneros.” . “El enemigo se apresta en 1977 pasar a la fase 4, que denomina de exterminio”.

Lejos de los pronósticos que hicieron las conducciones del ERP y Montoneros, el golpe militar no motivó la reacción popular que llevaría a una guerra civil, con miles de trabajadores sumándose a la lucha armada. Sino que fue justamente lo contrario, un retraimiento de la lucha y el aislamiento cada vez mayor de los grupos guerrilleros. El ERP había sido casi desmantelado en diciembre del 75 en el ataque a Monte Chingolo y en julio caía combatiendo Santucho y el resto de su conducción.  Montoneros mantenía su organización mas preservada, pero antes de finalizar el 76 ya habían caído conducciones regionales completas, y los “combates” eran casi exclusivamente defensivos, es decir militantes que resistían a balazos los allanamientos y detenciones.

A los pocos meses del golpe los militantes sin tener claro todavía el procedimiento, veían que las “caídas” pasaban de semanales a diarias. Que ir a “cubrir las citas” era sinónimo de captura. Que se universalizaba el uso de la pastilla de cianuro. Que ante cada caída, había que “levantar casas”  y quedar literalmente a la intemperie, durmiendo en colectivos u hoteles alojamiento. Walsh advertía que mantener las estructuras organizativas solo servía para que caigan en efecto dominó. Los militantes lo percibían, algunos se “desenganchaban”, pero la mayoría permanecía casi a la espera de que le llegase el momento de caer. Ese era el contexto.

Pero, ¿que los ataba a permanecer en un clima de absoluta derrota dentro de la organización?. Sin duda la razón principal era el “mandato sacrificial”. Si en un grupo de cinco caía uno, los cuatro restantes quedaban unidos por la sangre del que cayó. Luego quedaban tres y así sucesivamente.

Jorge Rulli cuenta un caso:  “En Mar del Plata  un día, lo  encontré a  Juan Jacinto Burgos , que era un alto dirigente montonero de la Patagonia. Era  un gran tipo. Le pregunté: “Si pensás así, ¿por qué no te apartás de la Orga?”. Me dijo: “porque no puedo, son tantos los compañeros muertos que no puedo. No creo en nada, no creo en la conducción, son unos hijos de puta. Pero que querés que haga, yo ya estoy jugado, no puedo abandonar”. No lo pude convencer y nunca más lo vi, lo mataron al poco tiempo. Muy penoso, porque estaba tan sólo atado a sus muertos. Creo que la conducción de Montoneros utilizó también, esos sentimientos, como una extorsión moral de los combatientes.”

 Ese “mandato” se sintió mucho en los militantes exiliados que volvieron en las “contraofensivas” . En su libro “El Tren de la Victoria”,  Cristina Zuker,  recoge varios testimonios. “Fito” dice “no vinimos engañados…todos participamos del voluntarismo. Se trataba de agarrar la bandera y seguir hasta las ultimas consecuencias para que el sacrificio de los compañeros no quedara trunco. En la decisión de volver el peso estuvo puesto en esos compañeros.” El relato de Fito sigue “a los dos meses deserté y volví a Madrid por mi cuenta. A un año del Mundial, en medio del juvenil de Japón, con Maradona jugando, este país estaba de fiesta futbolera. Por primera vez me sentí un terrorista, alguien que venía a producir hechos de terror para demostrar que todavía estábamos, pero sin ninguna trascendencia política, y ademas aislados totalmente.”

En coincidencia con el pensamiento de Rulli, Cristina Zuker señala que uno de los reclutadores de la contraofensiva “Alcides” (que sobrevivió y vive en Córdoba) era especialista en eso de “tirar con los muertos” para hostigar moralmente; sus latiguillos habituales eran: “Vos tenes tus muertos, tu historia. Sino vas sos un cagón”;  “peor que vos están los presos y los desaparecidos y este es un sacrificio que debemos hacer por ellos”.

No todos estuvieron de acuerdo con la invitación de Perdía en Madrid de “subirse al tren de la victoria” . Y rompieron públicamente con Montoneros. Primero fue el grupo de Galimberti, Juan Gelman y otros y un año después el grupo de Bonasso y Jaime Dri.

Como dijo en 1895 el miembro del Comité Nacional Radical, Ángel Ferreyra Cortés, «Los muertos no hablan para agradecer o reprochar, pero tienen un poder inmenso sobre la consciencia de los vivos» . Por cierto “tienen un inmenso poder”.

Eduardo Gluj (en el libro de Zuker) decide no sumarse a la “contraofensiva” y expresa: “El sacrificio aunque implicara tu vida, era en nombre de los compañeros caídos. Pero ellos no te llevaban a una inmolación”.

Una buena pregunta para la época sería ¿querrán mis amigos muertos, que yo vaya tras ellos?.

1) Juan sebastian Morgado. Sangre y ajedrez en el Parque . Editorial  De los cuatro vientos. 2012

2)«Conmemorar la Revolución y sus mártires». Francisco J Reyes. Revista Estudios Sociales. UNL 2016

Aldo Duzdevich

Autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Peron.

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Nota 1- Los dilemas de la lucha armada Aníbal, un ex cuadro montonero que pasó ocho años en la cárcel, cuenta: “Dos días después de lo de Rucci, en reunión de ámbito de oficiales de La Plata, la responsable nos dice: ?Lo de Rucci fuimos nosotros y la conducción quiere conocer la opinión de los compañeros hasta este nivel”. Se hizo un embarazoso silencio y uno de los compañeros dijo: “Y si no estamos de acuerdo… ¿lo vamos a revivir?”. “Esa frase me ha dado vuelta en la cabeza durante años, porque encierra la clave política de la lucha armada”. Fue la reflexión de Anibal quien por su función actual me pidió reservar su nombre. A veces una frase dicha desde el mas puro sentido común, abarca el contenido de varios ensayos literarios, y creo que esta es una:  » Y si no estamos de acuerdo…¿lo vamos a revivir?».

 Carta y debate abierto  En el 2004 el  filósofo y poeta Oscar del Barco, publico en la revista cordobesa Intemperie, su carta abierta: “No mataras”; la cual originó un profundo debate entre intelectuales y militantes de la época.  El origen de la carta fue el testimonio  de Héctor Jouve, uno de los sobrevivientes del Ejercito Guerrillero del Pueblo  (EGP), dirigido por Ricardo Masetti, que operó  en Salta en 1964. Jouve relató que los militantes, Adolfo Roblat, alias “Pupi”, y Bernardo Groswald, fueron fusilados por orden de  Masetti, por haberse se quebrado física y emocionalmente al no resistir el esfuerzo de la selva.  Del Barco quien había sido apoyo urbano  del EGP, asume como propia la “culpa del asesinato de Pupi y Bernardo”. La acción política siempre esta sometida al error.  Peron decía: “El que quiera conducir con éxito tiene que exponerse; el que quiere éxitos mediocres, que no se exponga nunca; y si no quiere cometer ningún error, lo mejor es que nunca haga nada”.  Quienes participamos en política, vivimos cometiendo errores. Los errores siempre conllevan costos o consecuencias, que generalmente,  pueden tener algún tipo de reparación. Lo único irreparable es la muerte, propia o ajena.  Cuando la acción política, toma el camino de la lucha armada, los errores políticos se transforman en errores militares y  los errores militares tienen costo de vidas. En los setenta, algunos grupos políticos se transformaron en organizaciones político-militares; y los errores políticos fueron teniendo costos en vidas cada vez mas altos. La muerte se presenta irreparable desde lo político y desde lo ético. Y en este caso lo ético es esencial por cuanto, es lo que diferencia a un revolucionario, de un soldado, de un mercenario o de un delincuente común. Una cosa es  disparar un arma contra un dictador o un reconocido torturador, o disparar en un enfrentamiento; otra contra un policía parado en una esquina;  y el  extremo es tener que disparar contra un compañero, porque incumplió una regla. Todo esto paso en los setenta, y quienes fuimos protagonistas de la época tenemos el deber moral de afrontar estos debates con una actitud adulta y reflexiva.

El contexto histórico Al hablar de actos de violencia política lo primero es situarnos en el contexto histórico en el cual se produjeron. La Constitución Nacional en su Articulo 36 consagra el “derecho de resistencia” ante los gobiernos de facto. El  primer acto de violencia, lo realizan quienes quiebran el orden constitucional, mediante  el golpe de estado,  y por ende cualquier resistencia pacifica o violenta de los ciudadanos goza de legalidad y legitimidad. En determinados contextos históricos, el crimen político, el magnicidio, no solo tendrán legalidad, sino ademas gran legitimidad moral. Pongamos por caso que alguno de los cinco atentados que se intentaron contra Hitler hubiese tenido éxito. Sus autores lejos de aparecer como criminales hoy serían considerados héroes. La independencia de América no hubiese sido posible sin el alzamiento en armas de los patriotas que un día decidieron emprender esa lucha. A la guerra de la Independencia le siguió un largo período de guerras internas para intentar definir que modelo de país íbamos a adoptar, sin lograrse nunca un resultado definitivo. Por ello es necesario analizar en que contexto histórico se dan los actos de violencia política. Luego vendrán otro tipo de análisis sobre su oportunidad, conveniencia, graduación y limites éticos que son los que intento poner en la mesa del debate. Debate que reconozco sumamente complejo, porque 40 años es poco tiempo; las heridas de las victimas, y sus familiares,  aun siguen abiertas. Y, muchos de los protagonistas de estos hechos  viven y participan de esta discusión. Por lo tanto la emocionalidad es un componente inevitable en este tipo de análisis.

 Continuidades y rupturas de la historia  Si bien la intención de esta serie de notas es reflexionar sobre la violencia de los años setenta; creo necesario repasar la historia desde inicios del siglo XX. Porque existen ciertas continuidades y encadenamientos de personajes,  hechos y pensamientos. Sorprende como ciertos conceptos que dan sustento a la lucha violenta se repiten casi con la misma lógica, con cincuenta o setenta años de distancia. O, a veces discursos que incitan a dar la vida y tomar la vida del otro, son idénticos con independencia de su encuadre ideológico. Los radicales de la Revolución del Parque de 1890 van enarbolar consignas cuya misma esencia será repetida por Montoneros en los 70. La pro-oligárquica Liga Patriótica va a influenciar a la Alianza Libertadora Nacionalista, antecedente de Tacuara, un grupo que sera cantera de cuadros militantes del ERP y Montoneros. O como la Iglesia que en 1955  fue sustento politico-intelectual y espiritual de parte de los Comandos Civiles, en 1969/70 va a dar fundamento a los núcleos originarios de Descamisados y Montoneros. Queda claro que no intento ser políticamente correcto, y estoy lejos de recitar los paradigmas establecidos sobre la historia de la militancia setentista. La historia, no es binaria. No hay una partición natural entre  buenos y malos, blanco o negro. La historia como la vida misma se mueve en una infinita gama de grises. Cada hecho y  cada hombre hay que mirarlo en su contexto  temporal y político. Esta definición, me suele costar feos enojos de algunos amigos que se sienten violentados, cuando muestro personajes muy respetados, en posiciones políticas anteriores o posteriores muy contradictorias. Esta claro que mi intención no es ser complaciente. Tengo un pensamiento y una militancia política anterior y actual. Pero, en definitiva para que “los buenos” triunfen, es necesario obligarlos a pensar. Mas en estos tiempos de grieta, que es el summun del pensamiento binario. Y nos lleva al error de  decir, que todo lo de mi lado es correcto y verdadero, y todo lo del otro bando es destruible.

 El psicólogo de montoneros Voy a cerrar esta primera nota con una anécdota que es una buena pintura de época.Preservo su nombre porque hoy es una dedicada abuelita que no querrá que sus nietos se enteren por mi. Le pondré Clara, quien era una joven católica practicante; casada con un alto jefe montonero también de origen católico. Clara tenía grandes contradicciones morales con la idea de hacer daño a un semejante. Esto se reflejaba en las practicas de tiro que estaba obligada a realizar, digamos, que no pegaba ni uno. El instructor ya desahuciado con su alumna, entendió que su problema no era la falta de pulso, sino su negación interior. Entonces decidió enviarla al psicólogo de la organización. Clara cuenta : “el psicólogo después de escucharme, me propuso una terapia inédita. Me dijo que debía ir a un basural y dispararle a los perros hasta matar alguno. Ni loca yo iba a matar a un perro. Yo tenía  claro que mi vocación no tenía nada que ver con la violencia,  y  que nunca podría ser una buena combatiente.”

 Aldo Duzdevich

Autor de “Salvados por Francisco” y “La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Peron”