Un sentimiento que no muere, por Gabriel Acosta

Acosta y OjedaEl pasado 25 de julio tuve el enorme placer de poder realizarle, junto a los compañeros Matías Iglesias y Marcelo Ojeda, arreglos al monumento del general Perón y la compañera Evita, que se encuentran en el hogar materno Evita en cercanías de la terminal en la calle H. Yrigoyen. Posterior a esto, tenía pensado escribir algunas palabras con respecto al paso a la inmortalidad de la compañera Eva en 1952, todo con alguna referencia histórica, pero algo cambio la orientación de este escrito. Lo que sucedió, es que en dicho monumento apareció una rosa con una tarjeta diciendo “Gracias Compañeros” firmado con una simple frase “Un descamisado”. En mi caso fue muy revelador este simple hecho, resumió para mí, la militancia política y social, de la compañera Eva Perón. Ese simple hecho, me demuestra que el amor, con el que evita se entregaba al pueblo y a cada una de las personas humildes y trabajadoras, se convirtió en algo reciproco de ida y vuelta dejándome en claro que ese amor venció al tiempo y a la distancia. Que ese amor de cada descamisado, de cada grasita como ella les decía burlando a los oligarcas, fue y es transmitido y yace latente en los futuros peronistas que pueden surgir desde esos hogares donde el peronismo marco a fuego las banderas del movimiento que son el legado y la herencia que Evita y el general Perón nos dejaron a todo el pueblo Argentino.

Se, que ese descamisado que quiso mantenerse en el anonimato, está difundiendo y enseñando a los más jóvenes lo que su sentimiento peronista le dicta día a día. A este compañero descamisado y a todos los descamisados que día a día militan desde su lugar por el movimiento y por  el país mí más sentido agradecimiento y reconocimiento por tantos años de luchas y por seguir siendo Peronistas.

“Pero Dios sabe también que nunca he odiado a nadie por sí mismo, ni he combatido a nadie con maldad sino por defender a mi pueblo; a mis obreros, a mis mujeres, a mis pobres «grasitas» a quienes nadie defendió jamás con más sinceridad que Perón y con más ardor que «Evita».”

 

Eva Perón, Fragmento de “Mi Mensaje”.