JUAN ROMERO DE LA JUVENTUD PERONISTA, saluda a los trabajadores metalúrgicos

 Conducidos por Carlos Pascuariello (h) los militantes de la Unidad Básica “Madryn para Todos” saludan a los obreros metalúrgicos en su día, evocado el 7 de septiembre en homenaje a Fray Luís Beltrán, nació en la provincia de Mendoza el 7 de septiembre de 1784, tenía conocimientos de química, matemáticos y mecánicos, llegando a ser designado por el General San Martín como Jefe del Parque de Artillería del Ejército de Los Andes.

 Fue uno de los primeros en entender que la riqueza mineral del país podía prestar servicios valiosísimos en la lucha por la independencia, favoreciendo la fabricación de armas como fusiles y cañones. La actividad metalúrgica se ha forjado en una de las principales del país, a lo largo de las décadas, razón por la cual también dio origen y un rol protagónico dentro de la esfera gremial a la Unión Obrera Metalúrgica, que el día de su nacimiento celebra el Día del Trabajador Metalúrgico. La visión de Beltrán fue continuada por el general Manuel Nicolás Aristóbulo Savio (1892-1948) quien fue autor de un Plan Siderúrgico Nacional convertido en Ley Nacional el 13 de junio de 1947, y que permitió que se creara SOMISA llegando a convertirse en la segunda acería argentina, donde entre otras funciones, llegó a presidir el directorio de SOMISA. La integración socioeconómica de la clase trabajadora fue realizada por el primer régimen justicialista, entre 1946 y 1955. Este proceso de incorporación de la clase trabajadora no fue sólo socioeconómico sino también simbólico. El discurso de los nuevos gobernantes apuntó a desvincular la idea del progreso de la imagen de un país pastoril, agrario, para ligarla a la imagen de una Argentina industrial. La idea de progreso, componente central del imaginario social argentino se dotó de nuevos contenidos y, en ese mismo proceso, fue asociada con nuevos actores sociales: la clase trabajadora. Hasta entonces, la imagen de una sociedad donde imperaba la fe en el progreso indefinido y en la movilidad social ascendente había sido encarnada, sobre todo, por los sectores medios. A partir de 1945, esta representación del país como una sociedad integrada, con una tendencia a la homogeneidad social, se haría efectiva y extensiva a los sectores populares, más concretamente a aquellos que fueron el destinatario principal de los beneficios económicos y de los derechos sociales implementados por el primer gobierno peronista.