JIMMY HOFFA: LIDER SINDICAL CAMIONERO DE EE.UU. DESAPARECIO HACE 36 AÑOS

El mítico líder sindical camionero de EE.UU. desapareció un 30 de julio de 1975. Nunca más se supo de él. Estados Unidos es bastante transparente para ciertas cuestiones pero también muy persistente para algunos de sus secretos. De todos los misterios en la historia americana, uno de los más recurrentes es qué pasó con Jimmy Hoffa. El líder sindical de los camioneros cuya épica singladura de batallas laborales, broncas políticas, problemas

judiciales y corruptelas con la mafia terminó abruptamente en la tarde del 30 de julio de 1975, cuando tras realizar una última llamada telefónica a su mujer desapareció del estacionamiento del restaurante “Manchus Red Fox” situado a las afueras de Detroit.

Durante estos 36 años de paradero desconocido y saga peliculera, lo que no han faltado precisamente han sido teorías, hipótesis y fabulaciones sobre el destino final de Jimmy Hoffa: arrojado en las proximidades del neoyorquino puente Verrazano-Narrows; enterrado a las afueras de Detroit, quizá en un descampado o un gigantesco pozo de grava o un garaje o unos establos; depositado en un hermético barril, que fue incendiado y los restos colocados en el maletero de un coche destinado para el desguace en una chatarrería de Kearny (Nueva Jersey); carbonizado en un incinerador o aplastado en un triturador de basura en Hamtramck (Michigan); triturado y dado de comer a la fauna salvaje de un pantano de Florida; fundido en una planta de procesamiento de grasas animales; ocultado dentro de una mina de carbón de Pensilvania; e incluso todavía vivo después de huir a Brasil de incógnito en compañía de una exótica modelo.

En estos últimos años, el misterio de Hoffa ha vuelto a resucitar con la demolición del Estadio de los “Giants” en East Rutherford (Nueva Jersey). Ya que una de las posibilidades barajadas, gracias al testimonio poco confiable de un tal Tony «el griego», es que el sindicalista -descuartizado y encementado- terminó formando parte del «west end» de esas instalaciones deportivas construidas en los setenta para la práctica del fútbol americano. Todo dentro de un trabajito atribuido a la familia Genovese de la «Cosa Nostra». A su vez subcontratado a los «westies», una contundente banda de mafiosos irlandeses de Nueva York.

Aunque en otras ocasiones, el FBI no ha dudado en sacar a relucir excavadoras, geólogos, arqueólogos, perros entrenados y sofisticados radares dentro de sus esfuerzos por encontrar al elusivo Jimmy Hoffa, esta vez los agentes federales han indicado que no tienen intención de remover los escombros del derruido estadio en Nueva Jersey. Solar que se conviritó en el estacionamiento de la nueva arena deportiva de los «Giants», el equipo de besibol de Nueva York.

El chascarrillo es que Hoffa, al que se declaró legalmente muerto en 1982, perdió un privilegiado asiento bajo la grada 107 pero consiguió una decente playa de estacionamiento.