IVANISSEVICH, LLEVA 22 AÑOS COMO VOLUNTARIA EN UN COMEDOR DE PIBES CARENCIADOS

María Ema Ivanissevich lleva 22 años de voluntariado en el Comedor Infantil. La mujer ve en profundidad; el hombre, en amplitud. Para el hombre el corazón es el mundo, para la mujer el mundo es el corazón -Christian Dietrich Grabbe-. Hoy se conmemora el Día de la Mujer y si hablamos de mujeres y corazones grandes no podemos obviar el trabajo de voluntariado y dentro de las instituciones más arraigadas a la sociedad madrynense es el Comedor

Infantil Puerto Madryn, institución que lleva 48 años de trabajo y en el cual María Ema Ivanissevich lleva 22 años de colaboración y ocho como presidenta. En el año en que deja su cargo al frente del Comedor Infantil, Jornada homenajea a María Elena en el Día de la Mujer destacando su voluntad de trabajo diario con más de setenta chicos que cada día llegan al Comedor Infantil no sólo para buscar su ración diaria de comida sino también para caminar de la mano por el mundo estudiantil, aprender distintas actividades, incorporar hábitos saludables y ayudar a pares. “En todas las ciudades que he recorrido en el país trabajé en obras de caridad o de voluntariado porque yo considero que Dios me dio una muy buena vida, fui una persona feliz y quiero retribuir todo lo que Dios me dio a otras personas que lo necesitan”, así define María Ema su pasión por colaborar y ayudar a los demás y al Comedor Infantil lo anteceden Cáritas, Damas Rosadas en San Isidro –con más de 5.000 horas de voluntariado- y otras organizaciones no gubernamentales. María Ema hoy lleva muy orgullosa sus casi ochenta y seis años y sus últimos sesenta y tres al lado de Hugo, su marido con quien tuvieron a María Ema, su única hija que hoy es la responsable de un puñado de nietos y seis bisnietos, incluso dos más en camino. La docencia la practicó y aún hoy la sigue ejerciendo de otra forma, acompañando el crecimiento de casi ochenta chicos que asisten de lunes a viernes al Comedor Infantil. “Los chicos ocupan un lugar especial para mí en mi vida. Es, en definitiva, un segundo hogar, mi vida también pasa por ese lugar”, agregó. “SOY UNA MUJER PLENA”: María Ema fue criada en una familia “estructurada”, donde muchos temas no se hablaban “solamente por costumbre, no porque me lo prohibieran”, aclara. Alejada del ámbito político a lo largo de su vida, recorrió varias décadas de diferentes estadios para la sociedad hasta que la modernidad fue casi inevitable. “Soy una mujer plena, siempre lo fui y sinceramente nunca sentí diferencia alguna entre el hombre y la mujer, de hecho nunca tuve que enfrentarme a situaciones complicadas por el hecho de ser mujer. Nunca fui una mujer rebelde, en mi época era diferente la relación entre padres e hijos. Me costó mucho asumir la posición de los jóvenes de hoy, entre ellos mis nietos. Vengo con otra estructura pero reconozco que hay que adaptarse a la época que vivimos. No éramos perfectos, ni mejores ni peores, pero diferentes”, señalo. Fuente Jornada.