“La grandeza del país y la felicidad del pueblo argentino, son dos objetivos esenciales que, a mi juicio, deben guiar nuestro pensamiento y acción”

LA DOCTRINA PERONISTA. EL GRAN MOVIMIENTO NACIONAL. PRIMER ANÁLISIS

Leyendo el magnífico libro de Perón, que publicara dos meses antes de morir, en el año 1974, titulado El Proyecto Nacional (Mi testamento político); descubrí unas líneas que hicieron temblar mi sien, algo sin desperdicio, realmente para resaltar. Uno de los objetivos que plantea el libro es el de la “Coincidencia Nacional” y esos párrafos han accionado mi quietud despertando una idea; son principios que tanto conductores como conducidos muchas veces hemos pasado por alto: “La grandeza del país y la felicidad del pueblo argentino, son dos objetivos esenciales que, a mi juicio, deben guiar nuestro pensamiento y acción.”

De este análisis creo conveniente recordarles una última definición que pareciera escrita la semana pasada: “No tengo dudas que este es un momento crucial de nuestra Patria; o profundizamos las coincidencias para emprender la formidable empresa de clarificar y edificar una gran Nación, o continuamos paralizados en una absurda intolerancia que nos conducirá a una definitiva frustración.” Si en estos momentos Juan Domingo Perón viviera entre nosotros físicamente nos daría unos cuantos retos; al ver lo que sucede con su querido justicialismo y de seguro no estaría muy contento. Tanto en la provincia como en la ciudad el aire se corta con navaja. A nivel Nacional, y a pesar que en el ámbito económico se ha hecho un buen trabajo, es el pueblo el que dirige los destinos de la Nación y es hacia ellos que debiera retribuirse, como respuesta al esfuerzo, todos los logros alcanzados por parte del Estado, porque Estado no significa Nación; sino que el Estado debe ser funcional a la Nación. (Entiéndase Estado-Gobierno). La inflación nunca es alcanzada por los reajustes salariales, y los impuestos engordan las arcas. No hay paz social, ni mucho menos un pueblo feliz. Sí un pueblo creciendo, pero con más restricciones en la vida cotidiana que parecieran relegarnos del bienestar social. Por Marcelo Ojeda y Emiliano Quevedo.